sábado, 17 de septiembre de 2011

La manta mágica

Cuando llegó a nuestras vidas el método Pickler, Nur tenía 6 meses.Llevaba un mes gateando y acababa de empezar a ponerse de pie y a mirar el mundo desde esas alturas. Gema y Emma nos habían regalado un corralito genial, donde Nur jugaba de vez en cuando cuando no quería estar en brazos y seguia su instinto explorador. El resto del tiempo la llevaba en mi manduca, abrazada a mí como un koala.
Nur ya era una bebé muy inquieta y despierta, siempre estaba explorando nuevos movimientos y parecía que nunca tenía sueño (nos costó unos meses aprender a reconocer cuando tenía sueño de verdad y acompañarla a dormir, ya que por sí sola era capaz de aguantar muchísimas horas sin dormir, y disimulaba muy bien ;)
El libro "Moverse en libertad" cambió nuestras vidas, a pesar de que nunca lo llegamos a leer completo, no fue necesario.
Recogimos el corralito antes de que se llenara de polvo y saqué una manta de verano que tenía en el armario y la doblé a modo de "corralito" sin barrotes. En ella coloqué los juguetes de Nur. Así, ella tenía todo el espacio de la casa para explorar, tocar, investigar... y la manta para descansar y jugar concentrada y tranquila. (Más tarde he leido en el blog de una madre "pickleriana" que a esta manhta la llaman "manta Pickler" ;).Y así Nur descubrió el suelo. Y yo también, pues siempre estoy a su vera, tumbada, a gatas, sentada... en el suelo. A partir de entonces dejamos de usar zapatos en casa, y el suelo se convirtió en una fuente de riquezas inimaginables, de tesoros por descubrir, de mil caminos para encontrar cosas geniales para jugar.
Y siempre el regreso a la manta.... a la seguridad de esos límites invisibles que delimitan el mundo de los juegos, el mundo privado e íntimo de Nur, y el mundo de los adultos, de los papás, lleno de posibilidades de aprendizaje y de conocimientos. Me encanta la manta. Es mágica. Y a Nur le ha proporcionado una "base de operaciones", un primer "entorno preparado" (ahora este entorno es toda la casa) desde donde crear sueños, inventar juegos, explorar el suelo bajo unos límites imaginarios, que siento que le dan seguridad y autonomía pero sobre todo libertad. Ahora Nur ya corre, chapotea en la terraza, escala por el sofá y las sillas, pero siempre vuelve a la manta, que es donde termina el día antes de ir a dormir, recogiendo juntas todos los juguetes y "cerrando" la manta, y donde comienza el día, cuando recién despertadas llegamos al salón, yo se la abro y le digo "¡buenos días Nur!"

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué lindo espacio tenéis, Noraya! Nosotras hacemos algo similar, en invierno era una mantita donde pasábamos ambas la tarde en el suelo. Ahora ya se mueve a su antojo por casa pero sigue regresando a su rinconcito donde encuentra todo lo que desea a mano, sin necesidad de pedirnos nada... Me encanta vuestro despetar!!

Noraya dijo...

Hola Cocolina!
La verdad es que le tengo cariños a la manta, ahora qu Nur va a cumplir 17 meses sigue empezando y terminando el día en ella, aunque TODA la casa la estoy conviertiendo en un "entorno preparado", como lo llama Rebeca Wild... resulta que nos mudamos aquí en mayo y estamos esperando un dinero para hacer obra, todavía tenemos casi todo en cajas y viviendo con lo estrictamente necesario, así que no tenemos prisa porque así Nur puede pintarrajear y jugar en la casa, jiji

Estoy feliz con el libro de la Wild, han pasado muchas cosas mágicas esta semana, que me lo he currado bastante.. cuando lo termine me gustaría escribir algo... ¡me encanta tu blog!
Besitos!!

Anónimo dijo...

Hola Noraya! Antes de nada, decirte que he hecho caso de tu recomendación del libro de Wild y me lo estoy leyendo. Acabo de empezar, pero parece muy interesante!

Ahora, también me acabas de descubrir el método Pickler. La verdad es que algo así ya lo hice con Marina. Pero indagaré algo más en este método a ver que puedo aplicar a mi futura peque.

un fuerte abrazo,
Marga

Noraya dijo...

Hola Marga!! Qué bien!! Ya me contarás!!
Un abrazo grande!

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