Estas mujeres recibían el mismo tratamiento en sus casas por parte de sus familiares y amigos. La casa de una embarazada se limpiaba a fondo, y se eliminaban de ella todos aquellos objetos que fueran inarmoniosos dejando solamente los objetos bellos en los que la mujer se pudiera recrear. Esto se hacía también en Japón.
Las mujeres embarazadas eran tratadas como diosas, pues existía ya una conciencia de la importancia de la vida prenatal del bebé, y de que éste se impregnaba de todo lo que vivía su madre durante su gestación.
Es una lástima que esto se perdiera, ¡qué maravilla el haber podido disfrutar de una clínica prenatal!
Hoy muchas personas se olvidan de que la mujer embarazada está extremadamente sensible, que se siente más vulnerable que nunca, y que necesita mimos, cuidado y aceptación.
Hoy muchas personas se olvidan de que la mujer embarazada está extremadamente sensible, que se siente más vulnerable que nunca, y que necesita mimos, cuidado y aceptación.
Muchas mujeres desconectadas de su naturaleza femenina y dentro de nuestra cultura del "hacer", que se mantienen totalmente activas durante su embarazo, no sólo en sus trabajos (lo cual a veces es inevitable) sino en sus hogares y en su diario vivir. Quieren estar como cuando no estaban embarazadas, mientras que sus cuerpos, que trabajan tres veces más, necesitan descanso, mimos y auto-cuidado.
El embarazo es un momento de interiorización, de introspección, de descanso y de espera, de paciencia. ¿Por qué queremos cambiar eso?
Nosotras podemos hacer que nuestra casa sea nuestra propia clínica prenatal, implicando a nuestra pareja , familiares y amigos en ello, dentro de lo que nos sea posible, claro. El mundo continúa allá afuera de nuestro mundo de hormonas, de barrigas, de cambios. Pero nosotras podemos crear nuestro propio paraíso, rodeándonos solamente de las cosas, lugares y personas que nos hagan sentir paz y armonía.
También es interesante y muy recomendable el dedicar un tiempo a sanar nuestros propios traumas prenatales (trauma: del griego, significa "herida"), si fuera posible hacerlo antes de quedarnos embarazadas mucho mejor, pues éstos traumas no resueltos, aflorarán durante nuestro embarazo, parto y post-parto, pudiendo afectar en el desarrollo de los mismos y en nuestra capacidad de disfrutar de esta aventura. Para ello existen terapias específicas y muy efectivas como el masaje metamórfico, rebirthing, CMR (Cellular Memory Release), o la terapia sacro-craneal, y hay que tener en cuenta que una vez que ponemos en marcha éstos procesos de transmutación y de sanación, este trabajo lleva su tiempo y hay que tener paciencia. Nosotras podemos hacer que nuestra casa sea nuestra propia clínica prenatal, implicando a nuestra pareja , familiares y amigos en ello, dentro de lo que nos sea posible, claro. El mundo continúa allá afuera de nuestro mundo de hormonas, de barrigas, de cambios. Pero nosotras podemos crear nuestro propio paraíso, rodeándonos solamente de las cosas, lugares y personas que nos hagan sentir paz y armonía.
Últimamente se está rescatando esta sabiduría, y podemos sentirnos agradecidos de que grupos como ANEP (Asociación Nacional de Educación Prenatal) trabajen para difundir información sobre la vida prenatal del bebé, ayudando a que los papás tomen conciencia de que incluso desde el momento de la concepción ya están educando a sus hijos, quienes durante las diez lunas que dura la gestación, tienen una vida muy intensa que influirá en su personalidad y en su forma de afrontar la vida.
Aunque hay una extensa y maravillosa bibliografía al respecto, los dos libros que cayeron en mis manos y que me parecen preciosos son: "Los nueve peldaños" de Anne Givaudan, y "Un comienzo mágico para una vida fascinante" de Deepak Chopra (muy práctico).
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