Está claro que dar el pecho es maravilloso, la Naturaleza es tan perfecta que no da este tipo de "problemas"; pero qué se le va a hacer, este es nuestro momento y así lo aceptamos. El biberón también tiene muchas ventajas para nosotros. Para Nur, para Alejandro y para mí, pues ella puede ser alimentada por ambos y recibe de los dos el alimento (físico y energético), yin y yang... y nosotros gozamos de poder compartir juntos esta experiencia.
Pero vuelvo a las tetinas. En realidad no se me ha ocurrido que pudieran ser las tetinas, parece una estupidez pero es así, tenía la vista nublada, no me daba cuenta de qué podía estar pasando, y me he empezado a agobiar.
Ha sido Alex, en su inmensa sabiduría femenina (en antiguas reencarnaciones ha debido ser madre muchas veces) que me ha dicho que las tetinas hay que cambiarlas, que lo decía la caja de los biberones (¿?), etc.
Bueno, no me ha convencido mucho, pero de repente todo mi mundo ha empezado a girar en torno a las tetinas. He llamado a Mothercare, donde compramos los biberones (marca Dr. Brown´s) y me han dicho que efectivamente hay que cambiarlas porque se estropean (¡!).
Y, como el caso era urgentísimo, y Nur ha comido poco hoy, y yo estaba al borde del ataque de nervios, he bajado a la farmacia y allí me han explicado que les puedo hacer un pequeño corte a las tetinas que tengo en casa, que lo hacen todas las mamás, que esto pasa siempre, hay un momento en que los bebés necesitan succionar más cantidad de alimento y el agujero de la tetina ha de ser más grande (Alex lleva diciéndomelo desde hace más de un mes, y yo ni caso).
Así que he aprovechado y ,por si las moscas, he comprado un par de biberones, uno para las papillas y otro para la leche, marca Suavinex, con unos enooormes cortes de fábrica en la tetina, para poder darle a Nur unas papillas de guerrera maorí.
Así visto la experiencia carece de total trascendencia, pero se pasa muy mal cuando tu bebé tiene hambre y no le puedes alimentar... eso ya lo viví la primera semana de vida de Nur, entre la felicidad indescriptible de su llegada y el infierno de la impotencia, del hambre y el llanto.
Así que nunca más. Ni hambre para ella, ni impotencia para mí.
Así que nunca más. Ni hambre para ella, ni impotencia para mí.
Ciertamente mi vida estos últimos 8 meses ha dado un giro de 180º; ¿quién me iba a decir a mí que toda mi preocupación y mi desvive iba a girar en torno a unas tetinas de bebé?
Ains! ¡Lo que es ser madre primeriza...!
4 comentarios:
Te entiendo. Yo estuve una semana batallando con las tetinas, achacando los enfandos de Aisha y el poco comer con la coincidencia de la visita a casa de los abuelos a otra isla.
Cuando concluí que todo había sido por las tetinas, pensé que tendría que acudir a un especialista para calmar mi sentimiento de culpa.
¡Es lo que tienen todas las primeras veces! ;-D
Yo sí lo sabía por mis sobrinas, sabía lo de que se le pueden hacer cortes y eso, y que le pasa a casi todos los bebés, sobre todo si combinan biberón y pecho, etc., del pecho sale menos cantidad y se enrabietan un poco... Pues nada, como tú dices, ni más hambre para ella ni más impotencia para ti... ¡a disfrutar! (y a hacerle más caso a Alex, je, je ;-)))
...en estas estoy yo ahora. Alicia cumplió ayer siete meses, y toma más bibes de leche y cereales que papillas de frutas y de verduras/pollo...y cuando le meto un montón de cereales, se le quedan atascados en la tetina del biberón. Hoy voy a agrandarle el agujero, a ver si así puedo dormir del tirón, porque como no cena suficiente, a las tres de la mañana quiere otro bibe...
Ánimo Isabel!! Un besazo!
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