Los cuentos infantiles han vuelto a mi vida gracias a Nur y... a Alex.
Fue el verano pasado, en agosto. Nur tenía 2 años y 4 meses. Habíamos ido introduciendo pequeñas historias impresas, libros de libujos para bebés, libros donde buscar dibujos y contar historias a través de buscar personajes y localizar colores, animales o números, como los de Richard Scarry.
Una noche que Alex y yo acompañamos a Nur a dormir, su padre empezó a contarle un cuento extraordinario: "Había una vez una princesita que se llamaba Nur que vivía en un palacio de amatista, con un salón de topacio y un trono de rubí..."
Poco a poco, los tres, Alex como narrador y Nur y yo como oyentes, fuimos entrando en el mundo de los cuentos de hadas, princesas, piratas y sirenas viajamos por paisajes fantásticos que se cruzaban y se interrelacionaban dejando un rastro de magia y de asombro en el cual nos sumergimos olvidando por completo dónde estábamos.
A partir de aquel día y despues de aquel primer viaje capitaneado por el capitán Alex, Nur ha viajado en un sinfín de aventuras más que han hecho del cuento uno de los protagonistas de esta familia. También ha habido cuentos visuales, como la película de E.T o "El Mago de Oz", a los que Alejandro ha dado vida otra vez en la imaginación de Nur durante el rato antes de acostarse, en medio de la oscuridad y el silencio. Él es el contador de historias que creció rodeado de mitos como el de Perseo y el de el gigante Atlas, y que ahora le trasmite esa magia a su hija recuperando esa tradición familiar.
Yo, por mi lado no tengo ese don. Prefiero leerle un cuento o jugar un poquito con ella en la cama antes de dormir, o aprovechar esa oscuridad y silencio para explicarle algo de los que haya ocurrido durante el día que necesite aclaración. A veces utilizo el cuento para hacerlo... entonces el cuento se vuelte terapéutico para las dos: si un día he tenido menos paciencia de la que suelo tener, o le he alzado la voz a Nur, o hemos "luchado" por el poder en alguna situación, si algún día mi sombra se ha apoderado de mí oscureciendo nuestra tarde, le cuento un cuento a Nur sobre alguno de sus personajes favoritos, y entonces incluyo la historia que nos ha pasado a nosotras dos dentro del mismo, como si le estuviera pasando al personaje. Pero entonces incluyo los sentimientos de los dos personajes que se enfrentan o que no se entienden, o los sentimientos del que "se porta mal" o del que se siente herido.
do, no soy buena contando cuentos. No me fluye la imaginación, me viene la pereza y el cansancio (cuando acompaño a Nur a la cama estoy ya súper cansada de todo el día) y simplemente
De alguna manera Nur sabe y entiende, y la energía, dentro de esa oscuridad y ese silencio previos al sueño profundo, se transforma, se suaviza, recupera su textura, y la puedo abrazar suavemente y con firmeza, y me puedo perdonar, y decirme, "mañana será otro día, gracias".
La Magia de los cuentos ha vuelto a mi vida, y lo ha hecho para quedarse.
¡Bienvenidos piratas, hadas, brujas malvadas, lobos feroces, bienvenidas princesas modernas y clásicas! ¡Bienvenidos mostruos, madrastras y reinas, principitos, conejos acelerados, niños perdidos, manzanas envenenadas! ¡En esta casa vive el Arte y las musas son bienvenidas! ¡Que se corra la voz! ¡Los cuentos están vivos!