Nur acaba de cumplir 6 meses. Durante el último mes ha estado conquistando el gateo, y ahora gatea por toda la casa explorando y escudriñando cada rincón, cada planta, cada zapatilla que se encuentra suelta por el suelo. Y yo detrás: "Nuuuur..."

Auqnue alguna vez ha conseguido ponerse de pie, agarrada a donde le pille, la postura quue ha descubierto últimamente es la postura del penitente, de pie sobre sus rodillas, sacando todo de la estantería, revolviendo todas las revistas de la mesa, desordenando todos los papeles...:
"Nuuuur"
Al principio iba recogiendo a cada momento, ahora prefiero dejar que lo saque todo de su sitio, ya lo ordenaré cuando se acueste... mientras tanto, el salón parece un "kindergarden", peluches, sonajeros, paquetes de kleenex, ositos, el xilófono que le regaló Marina, la baqueta del xilófono...
Y cada tarde, entre las 7 y las 8, "huracán Nur" abraza los brazos de Morfeo, y el silencio se apodera de la casa... y aunque este tiempo de silencio lo aprovecho para meditar, descansar o para leer o estar conmigo (tendría que organizarme y ponerme a cocinar para unos cuantos días, que últimamente nunca tengo tiempo)al rato ya echo de menos su carita de pilla, su sonrisa picaruela, su mirada vivaracha y encantadora... y es que mi hija, aunque a veces la llamo "huracán Nur", me mueve el amor más dulce, más hermoso, porque ella es pura dulzura, ternura... pureza y belleza. Te amo, hija mía...