martes, 10 de marzo de 2015

Una nueva iniciación: afrontando el duelo.

Ayer me despedí del alma preciosa que había elegido mi cuerpo para hacer un tránsito importante. No era mi primera experiencia de despedida prematura, así que ya sabía que algunas almas buscan el vientre de una madre para completar un ciclo de vida en el que muchas veces no tienen que llegar a encarnar. Este es un proceso aceptado con antelación por ambos en los planos superiores, igual que los es el de elegir a nuestros padres y la familia en la que vamos a encarnar.

Cuando empecé a sentir que la posibilidad de "pérdida" era real, me sentí frágil y desamparada. Pero las palabras de una mujer loba sabia y maestra en procesos de vida-muerte-vida, ayudaron a que el proceso tomara una dirección completamente distinta, y me hicieron ponerme en pie (en sentido figurado, porque físicamente estuve todo el día tumbada con las piernas en alto, con dolores y sangrado).

Entonces acepté que no estaba en mi mano el dirigir el proceso vital del alma que habitaba mi vientre. Que era la Vida misma la que se encargaría de todo el proceso. Así que me relajé. Y lo más importante, que para mí fue decisivo y fundamental, decidí que quería vivir el proceso como madre, y no como niña. 

Fue un proceso de soltar, de aceptación y de entrega total.
Por la tarde, justo cuando terminé de aceptar esto, le dije a este alma: “Seas quien seas, como madre te ofrezco mi cuerpo para hacer el tránsito que necesites hacer, sea cual sea…” Entonces a los pocos minutos mi vientre se relajó y empecé a sangrar mucho y me fui al baño y salió todo… Al volver a la cama sentí como su espíritu salía de mi cuerpo en paz y me daba las gracias…

Por la noche fuimos a urgencias y las horas que estuve allí viviendo el proceso me vinieron muchas cosas… fue un cursillo acelerado sobre las formas infinitas que tiene la Madre de la Vida para ser madre… A través del dolor y del duelo pude aprender muchas cosas, fue como si se descargara un disco duro sobre lo que es ser Madre, sobre los procesos de vida-muerte-vida, sobre la muerte que no existe, sobre el miedo al dolor y la aceptación de este en nuestra experiencia de vida... sobre el poder que tiene la Vida y las misteriosas formas que encuentra para gestarse a sí misma, para transformarse y regenerarse... una y otra vez... Y al fin pude aceptar y sobre todo reconocer a mis dos hijos anteriores, de dos abortos (voluntarios) que tuve antes de tener a Nur, cuando era muy jovencita… Fue un proceso de reconocimiento, gratitud, entrega, aceptación… Una nueva Iniciación. Saturno y Plutón, mis dos grandes maestros arquetípicos, se aliaron una vez más para hacerme salir de la víctima, y para recordarme que tengo el poder sobre cómo decido vivir las experiencias que me toca vivir. Y me recordaron que tengo la fuerza para superarlas, para iluminar las zonas de sombra que quedan expuestas con cada uno de estos procesos, así como la energía y la capacidad de seguir adelante con el corazón más abierto. 

Me acosté en paz y hoy me encuentro bien. Está hecho.  Y hoy hay un alma que vuela libre por el Cosmos y que se ha transformado en estrella danzante...
Todavía estoy en el proceso tanto externo como interno, el escribir esto me ayuda como siempre a aclarar e integrar la experiencia; me siento bien, en paz con la vida y un poco más madura, más mujer, más madre.

Alejandro y yo seguiremos amándonos, y si de este amor nacen más hijos, benditos sean. Nuestra familia los recibirá con amor y les haremos nido. Abriremos nuestros brazos y corazón. Bienvenidos. Gratitud.