miércoles, 11 de septiembre de 2013

Despedida y cierre

*Esta foto no tiene filtros ni efectos

Aquí yace mi placenta*. Y sobre ella, este precioso arbusto que planté con ella el ventoso día que la enterré. El otro día ambos me mostraron su luz, su alegría, su plenitud. Gracias.

Mi preciosa Nur empieza el cole. El "cole de mayores". Nueva etapa en nuestras vidas. Y mucho aprendido, y mucho, mucho por aprender.
Aquí me despido de "El Rumor de las Libélulas" y de la época de mi vida que más ha ensanchado mi corazón y abierto mis profundidades, en todos los sentidos.
Me siento cercana a la crianza con apego y a la crianza con respeto, pero no me gustan las etiquetas, y defiendo la crianza consciente por encima de todo. No olvidando que ser consciente es serlo también de nuestras propias debilidades y limitaciones, de nuestras heridas, de nuestras sombras. Ser conscientes de que no podemos encarnar a la Madre blanca todo el día, que también en nosotras habita una Madre negra, y que tiene derecho a manifestarse.
Las madres que pueden reconocer sus limitaciones y no se esconden delante de sus hijos, para mí también son madres conscientes. Ellas, que no ha recibido el amor de sus madres como les hubiera gustado o como hubieran necesitado, ellas tienen que luchar cada día para frenar y transformar sobre la marcha los inoportunos resortes que, sin haber sido invitados, se unen a la fiesta de la maternidad.

En este blog he tratado de honrar a estas otras madres que sobrevivieron y aprendieron a ser madres de ellas mismas, y que, conscientes de su imperfección, tomaron la valiente y amorosa decisión de traer a un ser (o a varios) a este mundo, y acompañarlo con lo que tenían, con lo que podían.
Todas las madres aman a sus hijos. Todas. Pero en la escuela no se nos enseñó a ser madres, ni siquiera se nos enseña a ser personas. La vida en su constante transformación, a través de sus estaciones y ciclos, nos va enseñando quienes somos y de lo que somos capaces (en lo bueno y en lo malo). Que no somos perfectas, y que no somos santas ni beatas ni putas ni locas. O que somos todo a la vez. Me parece inútil y absurdo el criticarnos unas a otras, y pensar que nuestra forma de maternar es mejor que la de otra madre. Lo que es bueno para unos, puede no serlo para otros. Y digo esto pensando en las personas en las que se convertirán nuestros hijos... lo que habrá sido bueno para unos, no lo habrá sido para otros. Quizás así me explico mejor. No intentemos seguir el camino de otros, ni encajar en moldes, ni siquiera tratemos de crearlos. Observo, siento, y aprendo. Y actúo desde mi libertad como madre y como persona, como mujer. Me permito ser imperfecta y me permito vivir el proceso de sanación que no pude completar antes de ser madre. Y lo hago ahora. Acogiendo lo que soy, acogiendo lo que hay.
Elegimos a nuestros padres. Y nuestros hijos nos han elegido a nosotros. Tal y como somos. Con todo nuestra humanidad, y con todo nuestro potencial también. En nuestras manos está el intentarlo. Y si no podemos, amemos lo que podamos, tratémonos con más dulzura, con menos severidad. Quizás nosotras tambien nos estemos recuperando de una infancia difícil... suavicemos las formas con nosotras mismas, paremos cuando lo necesitemos y respiremos. Después de esto sólo encontraremos más bondad, más paz y más amor. Del bueno. Del de verdad.

Si no soy feliz, mi hija aprenderá a sacrificar su felicidad. Haga lo que haga en mi vida, como mujer y como madre, me tiene que hacer sentir feliz. Si el sacrifico no viene de hacer que este momento sea sagrado, mi hija aprenderá a sacrificar su libertad, y nunca será libre. Nunca amará desde la libertad. Si me duele lo que he dejado atrás, lo que he dejado de hacer, lo que no estoy haciendo... Ella también aprenderá a relegar sus sueños, le costará sacarlos adelante... si llega a intentarlo. Todo lo que hacemos y dejamos de hacer repercute en nuestros hijos. También lo que decimos delante de ellos, y cómo lo decimos. Qué gran responsabilidad acompañarles desde ahí...
Trato de ser coherente, y cada día me doy cuenta de que a veces es difícil, así que voy aprendiendo a no dar nada por sentado, a que mi realidad se va creando día a día, y el futuro de mi hija será un reflejo de lo que ella vea, escuche y sienta hoy. Me despido con el final de uno de los posts de "El Rumor...", un final en el que sigo creyendo, en el que sigo trabajando...:
Soy una madre. La mejor que mi hija puede tener. La que ella ha escogido. Con mis errores, mis imperfecciones. Con mi crianza con apego, con mi libertad.


"Nuestro mayor esfuerzo debe ser el desarrollo de seres humanos libres, que sean capaces por sí mismos de impartir propósito y dirección a sus vidas".
Rudolf Steiner, 1861-1925

"Los ojos son el reflejo del alma como los niños son el reflejo de su familia"

"Criemos niños que no necesiten recuperarse de su infancia" Pam Leo



* Gracias a todas las personas que en algún momento han pasado por aquí, sobre todo a las que me habéis aportado y enseñado tanto con vuestros comentarios, gracias a esta tribu 2.0 que abre caminos para que nuestros hijos sean criados y educados de forma más sana y natural... A ver si aguanto sin volver a escribir ni un post, jijiji