viernes, 10 de mayo de 2013

Me veo en ti

Después de la tormenta siempre llega la calma... La crisis pre-cumpleaños se fue tan rápido como llegó. Han sido más o menos dos meses, difíciles y complicados, pero mágicamente hemos vuelto a nuestra realidad de complicidad, besos y abrazos.

Ahora, con la transparencia y dulzura de Nur otra vez flotando en el ambiente, sólo una cosa me pesa (y mucho): los únicos aspectos "negativos" que veo en ella, aunque muy puntuales, son, claramente, reflejos míos. Está reproduciendo lo que ve, y eso no me gusta nada... No me gusta lo que le estoy mostrando a mi hija, y me entra la impaciencia por cambiar, la necesidad de transformar de una vez esa sombra alargada que me muestra una vez más en el espejo transparente que es mi hija, que puedo ser tan incoherente e incongruente como mezquina e irresponsable.
Esta semana, además, llegan a mí los escritos de dos comadres que me han hecho sentir más acompañada, pero no menos responsable:

Por un lado, Marta, en su blog "Mà a mà, pell a pell, cor a cor", y su maravillosa entrada "Hay mil madres en mí". Me ha hecho sentir el calorcito de las otras mamás que, como yo, son mil madres en una, y que como humanas, tropiezan una y otra vez con la misma piedra.
Por otro lado Violeta, en su blog "Criar a Contravía", con una entrada que, como madres, no nos deja escapatoria. No podemos mirar hacia otro lado, no podemos eludir nuestra responsabilidad de hacernos conscientes. Al menos yo no.
Sinceramente, daría lo que fuera porque Nur no hubiera escuchado ni un grito salir de mi boca, y hablo también de gritos a mi pareja, su padre. E incluyo en esto también otras violencias y formas de control, visibles e invisibles, que ha tenido que vivir mi hija, que aunque en el Todo sean minúsculas, en mi conciencia no lo son.

A mi favor tengo recursos para cuando llega la calma: el poder hablar con Nur, abrirle mi corazón y contarle como me siento, el poder ser transparente con ella y el mostrarme sinceramente como soy de verdad, sin disfraz. El haber aprendido a validar sus sentimientos, herramientas para ayudarle a construir su auto-estima y para proporcionarle seguridad y confianza. A mi favor tengo la capacidad de transformar rápidamente cualquier situación en positiva sin cargas. Perdonar y soltar. Los cuentos terapéuticos y la capacidad de enseñarle que aprendemos de nuestros errores. Pero ahora me toca trabajar(me) en cómo reacciono en la tormenta; en esos momentos en los que la realidad se distorsiona y se tuerce, dejándonos a solas con nuestras violencias escondidas (o no tanto).

Para ella sus padres somos perfectos, nos observa como si fuéramos dioses, y siento una gran responsabilidad hacia mi labor de acompañar y educar con el ejemplo. Me doy cuenta de que las veces que recurro con facilidad al grito y a la amenaza (en casa no hay castigos), es porque en estos momentos no tengo otros recursos para reaccionar en situaciones de estrés, y siento que debo encontrar nuevas vías, nuevos caminos, y una forma totalmente nueva de comunicarme, no sólo con Nur, sino en todas mis relaciones.
Hasta ahora, y durante el último año, me ha servido de muchísimo el maravilloso libro "El niño feliz", y hoy acabo de recibir el libro de Naomi Aldort "Aprender a educar sin gritos, amenazas ni castigos" ("Rising our children, rising ourselves") que creo que va a aportar más luz a mi vida (gracias Vivian)
Me quedo también con los talleres de Comunicación NoViolenta de Pilar de la Torre que me ha recomendado la pediatra Mónica Delgado para informarme bien y meditar sobre si hacer alguno de sus talleres o no... que no sea por falta de recursos. Porque la educación de mi hija lo merece, su felicidad, mi felicidad y la de mi pareja. Porque, como dice el siguiente vídeo, le estoy enseñando a vivir, lo sepa o no.

"Cuando pensamos que nadie nos observa... están esos hermosos ojos viendo cada paso que damos; porque algún día quieren ser como nosotros. Para ellos somos padres fenomenales, somos sus héroes; por esto y mucho más vale la pena tomarse unos segundos y pensar antes de actuar."
Gigiola Nuñez

"Criemos hijos que no necesiten recuperarse de su infancia" 
Pam Leo