sábado, 9 de junio de 2012

"No me adaptaré al mundo...me adapto a mí misma"

...y en el caso que nos ocupa, a mi hija y nuestras circunstancias tan personales.

Como el tigre, camino sola. No es que me sienta sola, o que no me guste la gente, o que no tenga amigos. Quien me conoce sabe que me encanta organizar encuentros, cocinar para mis amigos y que  mi casa es de todos. Me considero una buena amiga. Pero nunca he sido de manadas, sino más bien de caminar a mi aire... y con la maternidad no iba a ser distinto:

He leído y he escuchado varias veces que una mujer nunca debería criar sola a un hijo. Las siguientes palabras de Laura Gutman han sido muy leídas y compartidas por madres de todas partes el mundo que, cada vez más, se únen formando redes de mujeres que sostienen un modo de crianza más apegado, respetuoso y cercano, en donde la madre o las figuras de apego están disponibles y presentes:

"Tengo la certeza de que hemos sido diseñados como especie de mamíferos para vivir en comunidad, y que a lo largo de la historia hemos constituido tribus o aldeas para compartir la vida. Hoy en día los grandes centros urbanos se han convertido en el peor sistema para criar niños, ya que las madres estamos cada vez más solas y aisladas, por lo tanto los niños tienen pocas personas a quienes recurrir en sus rituales cotidianos.

Necesitamos reinventar un esquema antiguo pero con parámetros modernos, siempre y cuando haya un conjunto de mujeres criando niños. No importa cuántas ya que una sola madre no logra criar a un niño. Pero cinco madres juntas pueden criar a cien niños. El secreto está en el conjunto, en la solidaridad, la compañía y el apoyo mutuo.  Ninguna mujer debería pasar los días a solas con los niños en brazos. La maternidad es fácil cuando estamos acompañadas. No juzgadas ni criticadas ni aconsejadas. Simplemente junto a otras personas, en lo posible junto a otras mujeres que estén experimentando el mismo momento vital. Cuando las mujeres estamos intercambiando conversaciones, bromas, llantos o recuerdos con otras madres, nos resulta muy liviano permanecer con nuestros hijos. En cambio, cuando estamos solas, creemos que no somos capaces y suponemos que deberíamos dejar a los niños al cuidado de otras personas para “ocuparnos de nostras mismas”. Frecuentemente no registramos que el problema está en la soledad de permanecer junto al niño. No en nuestra incapacidad para amarlos.
Por eso, insisto, es responsabilidad de las mujeres reconocer que  necesitamos volver a juntarnos. Que si funcionamos colectivamente y dentro de circuitos femeninos, la maternidad puede resultar mucho más dulce y suave."

Hace poco estuve compartiendo con mi amiga Ileana, doula y partera, quien me dijo que ella se sentía incapaz de criar a un hijo estando en mi situación. Esto es: en una ciudad, pasando 8 horas al día con mi hija que no va a la guardería (Alex trabaja por las tardes, así que por las mañanas estamos los tres, salvo los dos días que desde hace unos meses voy a kung fu), sin apenas ayuda y sin una red de mujeres con la que compartir. Ls fines de semana, todo sea dicho, son mucho más relajados.

Pues esta es mi situación, y a veces se me hace muy duro, esa es la verdad. Y ya llevo así 2 años, y de verdad que he intentado abrirme al concepto de "tribu": Intenté conectar con algunos grupos de crianza y, sinceramente, me aburría mucho. Lo dejé. Intenté crear una red entre mis amistades que me ayudaran en la crianza creando lazos con Nur, y nada.
Aún así, cuento con mi pequeña tribu: cuento con un compañero maravilloso, un padre dedicado con quien Nur comparte una conexión muy especial, que me cuida y me sostiene cuando se me van las fuerzas; cuento con la ayuda eventual de la abuela paterna de Nur que se queda 2 o 3 horas a la semana y con quien comparten experiencias alucinantes (es una abuela muy peculiar :)
Con mi madre, que a su manera me ayuda mucho desde la distancia. Cuento con una pareja de amigos maravillosos de quienes no quiero abusar porque tienen muy poquito tiempo, aunque ellos adoran a Nur y para ella son dos figuras más de apego. Con mi cuñada, de vez en cuando. Tanto ella como mi suegra tienen trabajos en los que viajan mucho y tienen horarios cambiantes, y aunque son figuras de apego para Nur, su disponibilidad no suele ser mucha debido al trabajo (que nadie diga que los artistas no trabajan!). Y cuento con el amor de mi gente querida, que más o menos cerca de Nur, me da fuerzas, energía y alegría (y el guaraná!).

En fin, que a veces lo paso mal, se me van las fuerzas, pierdo el norte, el sur, el este y el oeste, pero siempre pienso que Nur nos ha elegido por algo, que ha elegido esta familia particular y esta madre con quien pasa casi todo su tiempo. No sé si es esto lo que su alma necesita, pero quiero pensar que sí, que así es, que cada alma busca las circunstancias que necesita para desarrollarse y crecer procurando las experiencias necesarias para su evolución, sean estas las que sean.
Como dice su padre, Nur también es tigre, para ella la soledad bien entendida no es algo negativo... Aunque es muy social, ella es independiente, aunque sabe que todavía me/nos necesita para hacer casi cualquier cosa (y en ese proceso de autonomía-independencia-apego total lleva ya 4 meses y lo que le queda :)
El retrato que le hizo su padrino hace un año, parece ahora que hubiera sido premonitorio: en él, Nur aparece libre, fuerte, independiente, tiene alas para volar, pero necesita caminar a lomos del tigre este primer tramo de la vida.  Las libélulas revolotean alrededor, simbolizando el cambio constante de visión y el aprendizaje desde nuevos puntos de vista.

Me he llegado a sentir bicha rara por no conectar con los grupos de crianza, ni siquiera con la Tribu 2.0, la red virtual de madres blogueras, pero es la verdad, yo nunca he sido de grupos, me crié como hija única jugando en la naturaleza todo el día, con mi imaginación, con los árboles, con mi perro, el mar, las rocas... y  ahora, con Nur, tratando de hacer que cada día sea especial y creando situaciones y encuentros con otros niños (o no) y ambiente de juego para que Nur no deje de ser feliz. Tratando de no repetir patrones negativos, mejorando lo que puedo como mi madre intentó mejorar lo que ella había vivido. Como hacemos todas las madres. O casi todas. 
Simplemente quiero que mi cría crezca con amor y sea feliz, pues yo ya lo soy. Con mi soledad, estando conmigo misma, observando a mi peque, tratando de encontrar nuevas formas de conectarnos y de comunicarnos... esto no significa que no necesite ayuda, que no sea muy duro a veces, que sea auto suficiente. No
Necesito ayuda, comprensión y apoyo, pero hay el que hay. Y acojo lo que hay. Las circunstancias me llevan a esta soledad compartida con mi hija, en la ciudad, teniendo que cojer el coche los días de mucho frío para encontrar cosas divertidas para hacer juntas en la ciudad. No sé a dónde me llevará esto, a dónde nos llevará. Pero sé que cada uno de nosotros es perfecto, único e irrepetible. Que nuestros mapas de viaje son también únicos e irremplazables. Y que en este mundo, nada es azar. Ni nuestras preferencias e inclinaciones, ni nuestros gustos, ni las amistades de las que nos rodeamos, ni la casa o la ciudad o los cuerpos que habitamos. Y trato de encontrar la armonía en todo lo que hago, de envolver mi vida con el manto de la aceptación, la paciencia y la alegría, y quizás por eso mismo puede parecer que no necesito ayuda. Nada es azar. Todo está bien así. Esto debe ser lo que necesita Nur, quien por otro lado es una niña feliz y un alma grande, muy grande. Como su padre. Capaces de ver más allá de las apariencias y del velo de Maya.
Somos una tribu pequeña, pero lo llevamos bien.
Pensando en septiembre, en el otoño y en el duro invierno, Alex y yo nos estamos organizando el tiempo de una forma distinta según las necesidades que vamos teniendo los tres, y creo que todo va a ir bien. Al menos eso es lo que voy aprendiendo sobre la marcha. Todo termina bien. Al menos en mi mundo, en mi vida.

"Me niego a vivir en un mundo ordinario, como una mujer ordinaria. A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis. Soy una neurótica, en el sentido de que vivo mi mundo. No me adaptaré al mundo...me adapto a mí misma"
Anaïs Nin


El no adaptarme al mundo, el adaptarme a mí misma, puede sonar egoísta, pero yo sé que no lo es. Solamente yo sé qué entrego al mundo y qué recibo de él. Cuánto me dejo abrazar por la Madre Divina y cuantos brazos pone ella en mi camino para que me ayuden y yo aprenda el arte de amar sin buscar, sin desear, sin quejar, sin juzgar.