martes, 6 de septiembre de 2011

Querida Khaoula...

Estás a mitad de camino de tus diez lunas. Diez lunas gestando luz y abrazando el milagro de la vida en tu vientre, en tu útero sagrado expandiéndose irremediable y amorosamente como el universo mismo. Estas, como se suele decir, en estado de Gracia.

La joya resplandeciente de tu vientre viene potente, hermana. Acompañada por sus ancestros del desierto, de Africa, por tu parte, y por parte de padre de las diosas de la India, viene potente, sí señora. Tripura Sundari, Kali, Lakshmi, Tara... ellas son las Mahavidyas, las divinas diosas de la sabiduria. Y ellas la acompañan, la envuelven y juegan con ella en los mundos celestes. Ahí es nada, querida...

Hace un rato estaba recordando a Kali y lo que hablamos el otro día... y siento que tu hija viene de su mano muy particularmente y que, como ella, trae el poder de destruir las limitaciones humanas y las viejas... y también como ella, Kali Ma, la Madre negra, la Compasiva, trae luz para acabar con las sombras de la ignorancia y la negatividad.
Siento, mi querida hermana del alma, que has sido bendecida con la llegada de un gran ser que traerá libertad e iluminación, y sobre todo un amor tan grande y maravilloso que nunca has podido imaginar hasta ahora. Pues cuando no tenemos hijos estamos bien y tal vez no los necesitamos, pero cuando los hemos tenido ya no podemos vivir sin ellos.

Nur (tu ahijada), tu hija que ya está en camino... ellas son maestras que traen la realidad de un mundo nuevo construido con amor y belleza. Ellas, tan cercanas a la fuente divina y a la matriz de la Gran Madre, traen la buena nueva del cáliz sagrado que se derramará en nuestros corazones si estamos preparadas y abiertas para recibirlo. Ellas son las chamanas y sacerdotisas del nuevo tiempo y de la nueva vibración. Conocen este mundo, pues lo han transitado muchas veces, y también conocen otros mundos, donde habitan los dioses y los Elohim... ellas vienen de allí.

Cuando nazca tu hija, quizás no serás quien eras, pero serás quien eres. Con toda tu luz, con toda tu sombra. Ella será el espejo puro y transparente en el que te verás todos los días y que reflejará quién eres en realidad. Y eso no debe asustarte, porque te ayudará a transformar las sombras en luz a través del poder de la ternura, de la dulzura... mostrándote el camino con la pureza de su ser...

Estás punto de entrar en una dimensión en la que sólo existe el momento presente vivido como un regalo y un don, en la que el "tiempo" como lo conocías deja de existir, en la que una caricia o una mirada hace que cada momento sea sagrado.

Qué felicidad siento por tí, por ella, por las dos. Vas a dar a LUZ, como corresponde a tu naturaleza divina femenina. ¡Qué bendición! Vas a ser una madre maravillosa, grande. Con tu dulzura, con tu sabiduría, y tu instinto (y tus conjuros del desierto), serás para tu hija la estrella brillante que podrá ver siempre que se encuentre en una noche cerrada de la vida. Serás para ella la diosa de cuyos pechos brota el néctar divino de la abundancia y de la Vida. Y te amará. Incondicionalmente. Para siempre. ¡Alegría hermana!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy hermoso.
Benditos los vientres habitados de seres luminosos y libres.
Dara

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