lunes, 19 de diciembre de 2011

Con mi crianza con apego, con mi libertad.

Hace tiempo leí un precioso post de Isha, en su blog Ishamommy llamado "Mi maternidad a color", por el que le di un premio; ya llevaba tiempo yo dándole vueltas al tema, porque una de las cosas más importantes que estoy aprendiendo con la maternidad es a aceptar los caminos diferentes que elegimos cada una y cada uno, y que no hay ninguno mejor que otro.
Recogiendo el trazo dejado por Raquel hace unos días en su blog "Madre Tierra" ("Soc Mare"), necesito expulsar esos demonios que me vienen acompañando desde que descubrí este maravilloso camino de la maternidad.

Pues resulta que el articulo defiende el derecho de las madres a tomarse "un tiempo para ellas". Pues esto ha levantado ampollas (y eso que habla de las que ya tienen hijos de más de 2 años) y se  ha creado un gran debate sobre si las madres somos primero madres y luego mujeres o si nosotras somos lo más importante en nuestra vida o lo son nuestros hijos, o si me siento culpable porque me voy dos horitas a comparar comida y cosas necesarias...Guau! Increíble, no?

No solo hoy, sino en muchas ocasiones en los últimos meses he escuchado críticas de unas madres a otras, por no criar con apego, por no portear a sus bebés, por no darles pecho, por no colechar con ellos, y luego nos lamentamos si somos incomprendidas...
¿Acaso no somos todas mujeres distintas, con educaciones distintas y distintas inclinaciones? ¿No estamos aprendiendo todas de nuestros errores? ¿No somos al mismo tiempo todas madres, no amamos a nuestros hijos por encima de todo y con toda nuestra alma?
A veces da la sensación de que se está intelectualizando algo que es natural y simple... ¿tenemos que ser súper-mamis o qué?

No me canso de recordar la conmovedora entrada de Ileana aen su blog "Tenemos Tetas" llamada "La madre que somos y la madre que queremos ser"...
Creo que todas y todos deberíamos leerla, está llena de sensibilidad, comprensión y compasión hacia quienes no se pueden etiquetar como madres "de apego", hacia quienes a veces desean huir, hacia quienes no se sienten tan perfectas.
Nos falta más comprensión y aceptación con nosotras mismas, sí, pero también con las demás, con quienes no son como nosotras (y con nuestras propias madres, claro!), pero bueno! ¿vamos a ser crueles con nuestras comadres cuando sus hijos (verdaderos protagonistas de esta historia) las aman como son?

¿Y qué hay de las redes de mujeres, de "la tribu"? Aunque no es mi caso, pues reconozco que yo soy más bien tigre solitario, entiendo que la necesidad de una red de mujeres o de "tribu", es para que una pueda recuperarse emocionalmente, para que tenga esos ratitos para reunir fuerzas de nuevo y recuperar poquito a poco su identidad, si es que en algún momento se perdió. No lo sé, de verdad. Y eso que yo he elegido estar con Nur. Y he aprendido a disfrutarlo muchísimo!... pero por eso mismo, creo que lo que esta opción, dejar otros intereses para estar con mi hija (y sin tribu), no es para todas. No debería serlo... pues fácil, no es. Y depende mucho de lo que hayamos sanado antes de ser madres, y de lo que hayamos construido con los retazos de alma que hayamos ido recuperando...

Para dar lo que no hemos recibido, tenemos que hacer un esfuerzo enorme de ir más allá de nuestras limitaciones, pero no siempre es fácil, no siempre se consigue. Tenemos que darnos nosotras el amor que sentimos que no recibimos, crear una conexión con la fuente de amor inagotable de la cual beberán nuestros hijos sin hartura. A veces no somos capaces de crear esa conexión, no creemos en nosotras mismas, o simplemente no nos acompañan las fuerzas.No pasa nada. Podemos hacernos conscientes de nuestra limitaciones, aprender a amarlas y a aceptarlas... ¿cómo sino podríamos aceptar las de nuestros hijos y seres queridos? ¿cómo sino queremos paz en nuestro mundo si en nuestro interior se libra esa batalla contínuamente?

Por otro lado, no todos los hijos necesitan la misma presencia de sus madres. Los hay más independientes por naturaleza, e incluso los más apegados, como Nur, pueden ser extremadamente empáticos y comprensivos con nosotras si les permitimos expresarse por ellos mismos.

Yo no he querido poner banners en "El Rumor de las libélulas" como "En mi cama somos tres", "Pro-crianza con apego", "Soy lactivista"... no quiero etiquetar de ninguna manera mi forma de maternar, quiero seguir mi propio instinto, recoger los trazos hermosos que han dejado quienes han pasado por aquí antes que yo, no sentirme culpable cuando "no puedo", disfrutar de mi hija con un sabor y un color genuinos y auténticos... aprovechar cada experiencia (sea del color que sea) para sanar y renovarme...
Soy una madre. La mejor que mi hija puede tener. La que ella ha escogido. Con mis errores, mis imperfecciones. Con mi crianza con apego, con mi libertad.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Un premio, recuerdos y sueños...

Otro premio que he recibido últimamente y que me dispongo a recoger ahora, es el que me ha dado Gemma desde su blog "Como una manada".
Este premio lo recibo con mucho cariño, pues a través de Gemma, a quien conocí una vez en otras circuntancias, supe que mi experiencia con la maternidad podía nutrir a otras mujeres y que les podía ayudar a  despejar las dudas de su camino. En los últimos tiempos he podido ver desde la distancia que ha tenido un camino muy bonito de transformación que ella ha llenado de magia y de amor. Ahora se ha convertido en otra mamá-loba, ha vivido la iniciación de un parto consciente, y sabe que ya no hay vuelta atrás. ¡Una más para la manada! ¡Mujeres lobas, despierten!


Para recibir este premio, tengo que decir cuáles son mis 3 temas favoritos y contar un sueño.
Me gusta todo tipo de música, mi favorita, el soul y la música clásica. También adoro la música árabe y a Omar Faruk. Me gusta toda la música que alegra el alma, y toda la que me hace viajar, despierta mis sentidos o eleva mi espíritu. Esta última especialmente. Las 3 canciones que elijo son:

1- "Now we are free", de Hans Zimmer, uno de mis comppositores actuales favoritos y cantada por Lisa Gerrard, mi cantante preferida, sin lugar a dudas. Esta canción, con su lenguaje inventado, con su melodía hechizante, la he escuchado en momentos trascendentales de mi vida como el nacimiento de Nur. Lisa Gerrard fue la protagonista de la banda sonora de mi embarazo. Amo su voz envolvente y mágica. Con ella he viajado muchas, muchas veces.


2- "Somewhere over the rainbow", de Israel (Iz) Kamakawiwo´ole. Esta canción y el disco de Iz "Facing Future", fue la banda sonora de nuestro viaje a Hawaii en 2005. Es es viaje que Alex y yo recordamos como más especial y mágico.
Nos llevamos la tienda de campaña y conocimos un Hawaii diferente y mágico de una naturaleza salvaje y poderosa, acampamos a la orilla de una playa del Pacífico, en otra ocasión a las faldas de un volcán, en medio de bosques inmensos... vimos un río de lava cayendo directamente al mar con la luna llena observando amorosa, nadamos con los delfines en pleno océano, sentimos la Tierra vibrar bajo nuestros pies descalzos...

Ofrendas a Pele, la diosa de los volcanes, Hawaii

Estas islas están envueltas por la energía de la Madre, Ella, amorosa y celosa de lo suyo, cuida de sus habitantes y ellos le corresponden honrándola y cuidándola; es muy triste lo que han hecho os americanos allí, pero la Naturaleza resiste, ¡allí se expresa poderosa y contundente!
Cambió nuestras vidas. Las impresiones que recibimos quedarán para siempre grabadas en nuestro corazón. Para mí, fue volver a casa, regresar al hogar. Por aquel entonces, Nur ya nos rondaba, ya esperaba el momento para colarse en nuestras vidas, ya estaba con nosotros... Mi pequeña guerrera maorí... Sueño con que algún día volvamos los tres juntos allí...


3- "World hold on", de Bob Sinclair. Me conecta con la realidad maravillosa de estos niños que vienen y traen cambios, estos que rompen con las estructuras, estos que sólo responden a la autoridad del Amor, a los niños de las estrellas... Esta es una de las canciones que por su letra y su música siempre me hace bailar desde al alma y elevar mi corazón y mi sueño de un cambio en el mundo. Este es mi sueño más profundo y poderoso. Una visión que me acompaña desde niña, un sueño que hace despertarme cada mañana, que me hace desear y trabajar por ser mejor persona. El sueño que me devuelve a la vida una y otra vez y por el que trabajo, por el que amo, por el que camino, por el que crío.

"En lugar de echar a perder nuestro futuro, 
Mundo, espera.
Algún día tendrás que responderles a los niños del cielo
....
Mira en tu interior y hallarás un amor tan profundo
del tipo que sólo viene de lo más alto"


 Ofrendas a los espíritus de la  Madre Tierra, Hawaii

...Y el premio se lo paso Raquel y a su blog "Soc Mare", blog que he descubierto hoy con su maravillosa entrada "La trampa de la crianza con apego" y que espero encontrar más tiempo para leer de vez en cuando. También me gustaría dárselo a Ileana y a su blog "Tenemos tetas", por su hermoso e imprescindible entrada "La madre que somos y la madre que queremos ser", he aprendido mucho y aprendo con ella... Gracias

¡Flores para todas!

Hoy, en medio de un proceso de limpieza que recorre todo mi cuerpo con dolor punzante, vengo a recibir un premio (con un poco de retraso), descansando un poquito de cama y del estado de ensoñación en el que llevo la mayor parte del día. Es la primera vez que me he podido permitir pasar una tarde entera en la cama sin que Nur haya necesitado mi presencia. Desde ayer por la tarde, cuando empecé a sentirme mal y me acosté a la misma hora que ella, Nur ha sabido que mamá tenía "pupa" y me ha dejado mi espacio. Viniendo de vez en cuando a darme un besito... "mamá, pupa. Muack!" También he tenido suerte de que me ha coincidido con el fin de semana y Alex puede estar con su hija. Desde que nació Nur hace 20 meses, este es el tercer proceso gripal que paso, y aunque los otros fueron en fin de semana, este el primero que me permito incubar en cama y separarme un poquito de mi chamanita sabia, y me está sentando bien, aunque me duele todooooo....
También estoy experimentando un poco la sensación de ser bebé, de ser cuidada y mimada, de vulnerabilidad total... es extraño, pero siento que con este proceso se están limpiando cosas antiguas, energías densas que al emerger para transformarse duelen... y es un dolor especial este, un dolor del que se aprende... y en medio de esta crisis curativa, unas flores sientan fenomenal!

Este premio lo recibí hace unas semanas de Colo, a través de su blog "Buceando en mí". El premio me hizo ilusión, por la sorpresa (siempre lo son), por quien me lo estaba entregando (¡gracias preciosa!) y porque me parece muy lindoo!! ¿A quién no le gustan las flores?
El premio no precisa nada más que recogerlo con amor y dárselo a otros 10 blogs! Uf! Así que estas flores van volando a estos 10:
- A Ruth, de "Desde el lado Bello de la vida", por sabiduría cercana y por compartirla con tanto amor y dulzura. Estás flores y mil besos!
- A Marga, de "Aprediendo de mis peques", por su reciente parto, por su valentía y por su "teta mágica", por ser un ejemplo de empoderamiento después del parto. 
-  Patricia, de "Ojitos que brillan", por su trabajo de investigación sobre crianza y por la valentía de sacar adelante junto con otras madres el proyecto pedagógico "Nidia".
- A Lady Vaga, de "Dolce Far Niente"por ser guerrera y contar lo que otros no quieren contar, por afrontar sus experiencias con sentido del humor y por su ironía, por poner voz a muchas... Aunque ya tiene uno, ahí va el otro, por su entrada "Los buenos ginecólgos existen".
- A Lucre, de "Experiencias de una madre Pikler", por las experiencias compartidas en la lejanía, y a su abuela, por la frase "Los hijos son de todas", ¡me encantó!
- Para Inma, de "Para mi peque con amor", un blog que he reencontrado después de mucho tiempo, por su creatividad, por esa entrega y esa luz, por abrir caminos...
- Para Marina, de "Pell a pell", otro de los blogs que he descubierto últimamente, por su ingenio y su ceratividad, y por su forma de explicar las cosas, ¡gràcies Marina!
- Para Cayetana, de "Portando otro angelito", porque la echo de menos por aquí, porque su blog me encanta, y por la capacidad de crear belleza y armonía a su alrededor, con flores y sin flores.
- A MaGia, de "Crianza Corporal", porque disfruto con sus post y por la belleza que desprende su blog!
- A María, de "La familia Garrapata", aunque ya lo tiene, también quiero que lo reciba de mí, por poner palabras a su experiencia con ese sentido del humor tan particular, por sanar sus heridas cantando y bailando, por sus cuentos, recetas e historias, por la gran mujer que es (y por los increíbles descubrimientos!)

Siento no poder leeros siempre, no poder leeros más, pero ahí estáis, y de vez en cuando me regaláis una alegría o un pensamiento con vuestras experiencias. ¡Gracias mujeres hermosas!

domingo, 4 de diciembre de 2011

Caja sensorial I (my first Sensory tub!)

Últimamente y desde que estoy leyendo a Rebeca Wild, ha crecido en mi la idea de ampliar el entorno preparado en el que Nur pueda jugar aprendiendo y disfrutando dentro de nuestra propia casa. La manta mágica hace meses que se nos quedó pequeña ;-)
Nos quedan dos años antes de que vaya a la escuela, y muy suave y dulcemente el compromiso de acompañarla y enseñarla durante este tiempo ha ido penetrando en mí, y ahora me descubro entusiasmada, buscando información sobre la pedagogía Montessori (y sus materiales), el home schooling, y diversas actividades y manualidades para hacer en casa. Y me he alegrado la vista descubriendo muchos blogs muy inspiradores de mamás súper creativas que me están ayudando un montón a poner esto en marcha.
Hoy he hecho mi primera "caja sensorial".
Como no tengo ninguna caja de plástico todavía, he utilizado un barreño multiusos que teníamos por la casa:

En él, he puesto arroz blanco, palillos mondadientes, cacahuetes con cáscara, castañas, números de madera, unos collares y dos figuritas del principito ("¡néne!") que teníamos medio olvidadas en el fondo de sus cajas de juguetes.


Nur en seguida se ha acercado y llena de curiosidad ha metido su manita en el barreño, investigando cada cosita que había metida ahí, y posiblemente maquinando qué podría hacer con ello.


Entonces se me ha ocurrido otro juego (pasar objetos de un lugar a otro) y he añadido al cubo una cuchara y un vaso de plástico, y a falta de otro recipiente de otro tamaño, he puesto un camión al lado, y esto es lo que ha pasado:


Quizás tendría que haber esperado un rato más antes de dejarle el camión y dejar que Nur experimentara a gusto la caja sensorialmente, porque desde que ha descubierto que podía trasladar las cosas del barreño al camión, el arroz ha empezado a volar por toda la casa. Alex escandalizado, yo fingiendo tranquilidad, diciendole "luego pasamos la aspiradora y ya está"... pero ha llegado a haber tanto arroz que finalmente hemos decidido eliminar el arroz de la caja sensorial. En su lugar, he añadido 3 cubiletes de medir líquidos y un biberón para rellenar. A ver qué hace mañana con la caja, jeje, pues luego nos hemos ido al campo y ya no ha vuelto a jugar con ella.

Me siento feliz y muy ilusionada, me asalta el deseo de crear juguetes y juegos para ella, he cojido muchas ideas inspiradoras de otras mamis, otras hace días que revolotean por mi cabeza... 
Siento que con esto llega mi oportunidad para reconciliarme con aquel aspecto de lo femenino que simplemente "crea", sin  buscar la perfección, sin buscar la corrección, la forma ideal o la aprobación de los demás. Otra oportunidad que me da mi pequeña cría de ir más allá de mis limitaciones, de ponerme un poco más a su altura y descubrir un mundo nuevo lleno de magia, en el que lo sencillo, lo muy muy sencillo, nos llena los sentidos y nos alegra más la vida. 


jueves, 24 de noviembre de 2011

Llenarse el alma (mi compromiso)

La decisión de dedicar mi tiempo a la familia, ha sido una de las más importantes que he tomado en mi vida. Nur no va a la guardería. Por las mañanas está con Alex y conmigo, salvo martes y jueves que voy a kung fu. Todos los días, a partir de la una y media, nos quedamos solas hasta que viene Alex, cuando Nur ya duerme. Los viernes por la mañana Alex hace tiro con arco, así que los viernes estamos todo el día solas ella y yo.
Mis amigos no tienen hijos y están recorriendo otros caminos, y mi suegra, que es escritora, viaja mucho, y al ser autónoma, trabaja mucho también. Nur suele quedarse con ella 3 horas a la semana, más o menos. Mis padres viven fuera.
Así que he tenido que aprender a ser mamá full time, y a disfrutar de ello (lo cual no quiere decir que no haya días difíciles y que a veces "me canse" de mi hija, claro)

Pero en esto he encontrado un camino, voy vislumbrando una forma nueva de estar en el mundo... poco a poco voy conociendo una nueva forma de mirar y de actuar, es algo misterioso y divertido a lo que me dejo llevar por el tipo de crianza que supone el estar totalmente presente y disponible cuando estoy con mi hija, o sea, prácticamente todo el día.

El martes estuvimos las dos en la primera "Tarde de juegos" organizada por la Asociación Nidia, un proyecto pedagógico en Madrid que está sacando adelante un grupo de madres muy implicadas en la crianza de sus hijos y que, como yo, no simpatizan mucho con las guarderías y la pedagogía directiva. Ellas se han organizado para poder trabajar y que sus hijos pasen las mañanas en un ambiente no directivo, acompañados por un educador que han contratado (y al que ellas mismas están formando) y algún padre o madre que se queda en el centro con los niños. Por el momento son 4 niños, tienen intención de llegar hasta 10.
Por las tardes están empezando a organizar charlas, y cada martes habrá grupos de juegos para niños de 2 a 6 años... y aunque todavía le quedan 5 meses para los 2 años, pienso acercarme por allí más de un martes con Nur.

El otro día fue muy bonito, conocí a otras madres que están con sus hijos todo el día. Me sentí menos rara. Algunas de ellas han renunciado a su trabajo y a su sueldo para acompañar a sus hijos en los primeros años. Otras tiene trabajos y parejas con los que se pueden compatibilizar con la crianza en casa. Había un ambiente muy lindo en el lugar. Nadie les decía a los niños lo que tenían que hacer, nadie les decía "muy bien" o "muy mal", y sin embargo había una armonía y una energía amorosa y respetuosa que envolvía todo el espacio. No hubo rabietas ni llantos, los niños corrían, saltaban, pintaban, comían, tocaban instrumentos, colocaban y descolocaban, arrastraban... 
En este "ambiente preparado", Nur exploró todo el espacio, hizo un reconocimiento general (primero de la mano de mamá), y luego se puso una pulsera de cascabeles en el pie, exploró los juguetes de madera, se metió dentro del castillo de madera (en miniatura), saltó en el colchón que había preparado para ello, "hizo música" con un teclado, descubrió la sensación de jugar con plastilina, pintó su primera acuarela (qué pena no haber hecho una foto), y luego las dos recogimos la mesa y me ayudó pasando la bayeta, y me ayudó a recoger cuando nos pusimos entre todos a ello.
En este ambiente de compromiso y entrega me sentí realmente a gusto. Verdaderamente creo que una revolución silenciosa se está gestando. Una hermosa revolución, de niños felices, de mamás y papás felices, en un ambiente de confianza mutua muy singular. Esto, sin duda, es algo muy nuevo y revolucionario. Creo que estas madres comprometidas podrían cambiar el mundo, que este podría ser menos violento, más armonioso, más auténtico...
En internet encontré esto, no conozco a la autora o el autor, lo comparto porque sencillamente me encanta:
  
"La crianza de un niño es algo que ocurre muy silenciosamente. No "reditúa" en el acto, no brilla en ningún medio de comunicación, no nos hace merecer ningún premio al éxito, ni nos sitúa en un lugar de reconocimiento social. Sin embargo, es en la crianza en donde se encuentra el gran secreto de la transformación del mundo. Aunque parezca un cliché, es en el silencio y en lo aparentemente invisible, que se labra lenta y misteriosamente, la historia verdadera de la humanidad. Si quienes criamos comprendiéramos la envergadura e importancia de lo que hacemos, seguramente se nos llenaría el alma."


miércoles, 16 de noviembre de 2011

"Respétame tú a mi..."

Ayer pasó algo muy bonito, muy significativo para mí. Nur estaba sentada en su trona, cenando, y yo con junto a ella, cuando le dije:
-"Nur, ¿por qué no te gusta el profe de natación? (matronatación)"- a lo que Nur, mirándome a la cara, dijo:
-"No".- (rotunda, contundente)
-"¿No?"
-"No"
Fueron los dos únicos "noes" de toda la tarde. Esta mañana he llamado a la piscina y la he cambiado de hora y de profe. La verdad es que las dos clases que hemos estado con el profe nuevo han sido muy estresantes, él cojía a Nur sin decirle nada y la ponía de espaldas, ella se ponía a berrear y yo la cojia y luego él me la arrancaba de los brazos y otra vez vuelta a empezar... Le llegué a decir: "Si quieres que Nur te haga caso en algo, tendrás que explicarle primero qué es lo que quieres hacer con ella". Pero en cuanto él se le acercaba, Nur corría nadando a mis brazos y se me acoplaba como una mona. ¡Cómo echamos de menos al del año pasado!

Porque cuando Nur dice "no", es que "no". Igual que cuando yo le digo "no", es que "no".
Hay algo que hemos aprendido juntas últimamente, y es a respetar los límites de la otra.
Empezaré por el principio:

Poco después de volver de las vacaciones y de haber escrito sobre mis sensaciones puérperas desde Mallorca, Nur tuvo dos días de rabietas, a raíz de los cuales cayó en mis manos un libro de Rebeca Wild que cambiaría, como lo han hecho otros en los últimos meses, el curso de este río maternal por el que me estoy dejando llevar.
Con Rebeca Wild, se retomaba el trazo iniciado con Aletha J. Solter y continuado después con Emmi Pickler, un trazo que envuelve a nuestros hijos en una crianza basada en la presencia, la disponibilidad y el respeto.
La disponibilidad y la presencia no sólo física, sino emocional. "Aquí estoy". "Si me miras, me encontrarás".
El Respeto. Wauuu... aquí es donde estoy aprendiendo más.

Primero con Aletha J. Solter, Alex y yo aprendimos a escuchar el llanto de nuestra hija, a respetar su espacio para expresar cualquier tipo de emociones, de rabia, de impotencia, de frustración. Comprendíamos que este mundo es muy denso y está lleno de novedades y estímulos, y que los bebés, que aprenden tan rápido, a veces se estresan y necesitan desahogarse llorando en brazos de su mamá o de su papá. Mónica, su pediatyra, también nos dijo que en algún momento necesitaría llorar su "trauma" de nacimiento. A través de esa escucha y de ese acompañamiento amorosos, aprendimos a conectar con las necesidades emocionales de nuestra hija, a respetarlas y ponerlas por delante de nuestras preferencias o inclinaciones. Aprendimos a reconocer esos procesos naturales en la vida de un bebé y que pueden llegar a desorientarnos y enfadarnos cuando no podemos o no sabemos conectar con estos procesos. Nur aprendió desde muy bebé, que podía contar con nosotros, que podá expresar sus emociones fueran cuales fueran, que le íbamos a apoyar igual si reía o lloraba o se enfadaba. Muchas veces, depués de un llanto sanador, se quedaba dormida en nuestros brazos con una sonrisa dibujada en su cara llena de paz.

Después llegó Emmi Pickler y el movimiento en libertad. De nuevo el respeto a los procesos de Nur, en este caso el respeto a la sabiduría de su cuerpo. De nuevo desde la disponibilidad y el acompañamiento amoroso, callado y presente. Desde los primeros meses, Nur tuvo la libertad de explorar nuevas posturas, de conquistar por ella misma nuevas posturas como darse la vuelta sobre sí misma, boca arriba, boca abajo, arrastrarse, gatear, ponerse de rodillas, descolgarse, sentarse, agarrase, levantarse, trepar, escalar, agacharse... Estuvimos con ella en cada nueva conquista que conseguía por sí misma. Totalmente presentes. Disponibles. Nunca la ayudamos físicamente a ponerse de pie o a sentarse, aunque sí estábamos ahí con palabras y gestos de ánimo y de aliento, y con preparados para abrazarla con todo nuestro cariño si se frustaba por no conseguir algo. A veces le echabábamos una manita (o un dedito), cuando veíamos que se ponía muy nerviosa, le echábamos un cable para que viera que podía hacerlo, que lograría conseguirlo. Ahora, a punto de cumplir 19 meses, es ella la que nos pide ayuda cuando no puede escalar o trepar por algún sitio. Me mira y me dice "mamá", entonces estoy ahí para ayudarla a ponerse en la postura que necesita para empezar a trepar. De nuevo, se siente respetada en sus procesos y sabe que puede contar con nosotros.

Meses más tarde, en septiembre y con las primeras rabietas y el "no" descontrolado, llegó a mi vida Rebeca Wild con su libro "Libertad y límites, amor y respeto". Un nuevo enfoque, siguiendo el trazo del método Pickler, profundizando más en todos los aspectos de la vida del niño. Aprendí a ser yo quien me pusiera límites a mí misma. A limitarme con los "noes", de esta manera, automáticamente, Nur dejó de decir "no" a todo. Porque yo también lo hice. Aprendí a fijarme en casa nueva cosa que hacía Nur, y a observar si forma parte de un proceso natural o si es una necesidad caprichosa o aleatoria. Por ejemplo, pintarrajear o jugar con el agua, así como la necesidad de trepar y escalar, son procesos naturales que se pueden permitir, pero el querer subirse a la mesa del comedor no lo es. Y ella comprende este tipo de límites perfectamente (¡son tan sabios estos peques...!)

Así, Nur está aprendiendo a respetar ciertos límites justificados, porque yo también estoy respetando los suyos, que son los que me marcan sus procesos internos de desarrollo. Este aprendizaje está siendo muy rico para mí, pues veo mucha verdad en ello, e intuyo frutos llenos de confianza y amor verdaderos. Cada día recibo mil señales de respeto de mi hija, y en esos momentos traspaso el momento, me olvido de lo que hay a mi alrededor, y siento cómo mi corazón se hincha de alegría, y cómo fluye de él más amor todavía, cargado de un profundo respeto a esa sabiduría antigua que trae Nur y que tanto me está enseñando.
Observar a mi pequeña, sus necesidades, lo que le mueve... se convierte en una meditación, en un viaje a través de la mirada y los sentidos, en el que cada día descubro que ser madre es una oportunidad maravillosa y enorme para abrirnos más al Misterio y para acojer sin reservas todo lo que este tenga para darnos a través de estas grandes almas que vienen a través nuestro con "polvo de estrellas" para iluminar un poco más este mundo...


sábado, 5 de noviembre de 2011

Elegimos a nuestros padres (parte II)

A algunas personas les cuesta mucho creer que hayamos elegido a nuestros padres, el tema siempre crea controversia y remueve nuestros cimientos interiores. Cuando me lo dijeron hace 15 años, no me lo podía creer. Me costó mucho tiempo de introspección y muchas ganas de comprender y de resolver mi puzzle interno. Ahora, me costaría creer lo contrario. Si fuera una loteria, si nuestro destino estuviera en manos del azar y nada más, me parecería inhumano y cruel; y sinceramente, observando la Naturaleza, veo tanta armonía y belleza que me resulta imposible creer que todo esté dispuesto al azar por un dios caprichoso y autoritario. Y viviendo el proceso de la maternidad, cada vez siento más firmemente que el creador/a nos ama con un amor tan inconmensurable que todavía no nos lo podemos ni imaginar. Quizás no creemos un un creador/a... entonces puedo decir que se me hace imposible creer que la Esencia de la vida no es sino amor y sabiduría.

Elegimos como padres a aquellas personas que nos van a dar la genética que necesitamos para poder llevar a cabo nuestra "misión", nuestro dharma, o si se quiere, para venir a realizar el propósito de nuestra alma. Sería muy complicado hablar sobre el karma, que tan mal entendido está, y no lo voy a  hacer aquí, pero lo que si se puede decir es que en el karma se encuentra toda nuestra sabiduría en potencia. Es decir, todas las experiencias o i mpresiones que ha recibido nuestra alma, se quedan grabadas en nuestro interior, y luego van a buscar la forma de reproducir en el exterior las causas que las originaron.
Así es como nosotros, entre encarnación y encarnación, elaboramos este plan perfecto que traerá de nuevo a nuestras vidas las situaciones y personas que "despertarán" en nosotros esas grabaciones antiguas para que seamos capaces de resolverlas y de transmutarlas, es decir, transformarlas en sabiduría haciéndonos conscientes de las enseñanzas que encierran.

Así, la falta de presencia de una madre o un padre en la infancia, nos puede servir para fortalecer nuestro contacto con los mundos sutiles o internos, o para hacernos fuertes e independientes, mientras que una madre "demasiado" pendiente o protectora, puede generar una incapacidad para decir "no" o para atrevernos a hacer las cosas por nosotros mismos, inseguridad en la toma de decisiones, por ejemplo. Otro caso; para alguien puede ser un suplicio tener una madre que se entromete en todo, para otro el tener otra que no se entromete pero que nunca está disponible...
O los casos de adopción, muy complejos... donde muchas veces elegimos tener una genética determinada pero "resolvemos" nuestra crianza con aquellas almas con quienes tenemos lazos y aprendizajes pendientes...
Nada es malo ni bueno, simplemente trae la impresión que despierta en nosotros la necesidad de "cambiar" algo, o de transformar algo. Y esto ocurre cuando dejamos de desear que sean "ellas o ellos" quienes cambien, y cuando nos hacemos cargo de nuestros sentimientos y emociones, cuando nos ocupamos de nuestra vida y dejamos de responsabilizar a otros de lo que nos pasa.

Nosotros elegimos a nuestros padres. Firmamos contratos consensuados antes de nuestro nacimiento. Desde nuestra conciencia más elevada a veces elegimos situaciones muy complicadas porque en ellas hay encerrada una gran porción de karma (o sabiduría) que deseamos "ventilar" lo antes posible.
Cuando transformamos estas experiencias en conciencia, nos volvemos más aceptadores, más comprensivos, más felices... sentimos paz. Cuando no somos conscientes de estas impresiones y no nos hacemos cargo sino que nos dejamos llevar por la inercia, podemos llevar vidas llenas de sufrimiento y de incomprensión...

Todo esto no justifica los malos tratos, un padre o madre maltratador definitivamente no es un buen padre, pero también necesita ser comprendido, también sufre en su interior, y seguramente no se sienta querido y difícilmente conozca otra manera de dar amor. Muchos maltratadores han sufrido maltrato. Y no es que en el "contrato" vayan "incluídos" los malos tratos... pero sí puede haber un trabajo mutuo con el respeto hacia el espacio y sentimientos del otro y de sí mismo, que es lo que se tiene que aprender y, al olvidar esto cuando nos encontramos en cuerpo físico, nos resulta todo mucho más difícil todavía y a menudo se complican las cosas aún más.
Algunas personas que han sufrido maltrato se han convertido con el tiempo en magníficos terapeutas o asistentes sociales, o personas que ayudan a los demás. Otras personas a quienes no se ha maltratado, pero a lo mejor han recibido una sola bofetada en su vida, pueden haber quedado muy marcadas e impresionadas por esa experiencia en concreto. Y esto es porque cada uno de nosotros traemos un bagaje de experiencias (karma) muy distinto, y lo que a algunos les puede resultar devastador, a otros les puede servir para encontrar un camino al que entregarse al mundo tras haber "rescatado" la sabiduría oculta que estas experiencias les traían.

De esto trata la alquimia sagrada, la transformación del plomo en oro, de nuestras impresiones dolorosas en sabiduría y liberación.
Mitos como el del Ave Fénix también nos hablan de nuestro poder para resurgir de las cenizas. En oriente, la flor de loto es el símbolo de este crecimiento interior del hombre, la cual nace del lodo, para convertirse en una hermosa flor. Y este lodo, en muchos casos, son nuestras raíces familiares (que nos ayudan a traer a esta vida lo que traemos de toda nuestra experiencia anterior, dándonos la oportunidad de sanar e integrar estas experiencias transformándolas en sabiduría).

Para comprender verdaderamente que elegimos a nuestros padres, cada una y cada uno debería sumergirse en un viaje interior a través de sus raíces familiares y de su relación con los propios padres. Cada proceso como cada personas es único e irrepetible, y puede llegar a ser muy complejo y con matices muy sutiles que poco a poco se irán despejando a lo largo de este recorrido...
 
Puede ser un camino muy duro y largo, pero hay que ser valiente para aprender a perdonar, dejar marchar el pasado y hacerse cargo cada uno de lo suyo, pero podemos hacerlo, y si creemos que no podemos solos, podemos contar con ayuda profesional. Sólo así podremos abrirnos a lo que nuestros padres tienen para darnos... aceptando que lo hagan a su manera. Comprendiéndonos a nosotros mismos podemos comprender a los demás un poco más.


"La herida es aquel lugar por donde la luz entra en ti"
Rumi

martes, 25 de octubre de 2011

Elegimos a nuestros padres (parte I)

Hace tiempo que quiero escribir sobre mi madre, y nunca llego a hacerlo. Por respeto hacia ella, por respeto hacia nuestra historia, por cuidar esa intimidad que es nuestra y sólo nuestra... pero en esta ocasión me voy a atrever un poquito, y trataré de hacerlo con la mayor delicadeza y amor del mundo...

Varias veces me han preguntado si creo que elegimos a nuestros padres. Y siempre contesto que sí, creo que los elegimos. No trato de convencer a nadie, porque a mí me costó mucho aceptar que yo había elegido a los míos, y tuve que conocerme mucho, y tratar de conocerles mejor a ellos, para aceptarlo. Conocerles mejor a ellos, sí, a mis padres... Porque para mí son mis padres, unos padres que yo podría idealizar, "tienen que ser así o así"... cuyas figuras la sociedad ha idealizado para comodidad e incomodidad de muchos, pues lo cierto, es que la familia ideal no existe, aunque cada engranaje familiar es perfecto tal y como es, un puzzle sincronizado por la mano del creador que somos nosotras y nosotros mismos.
Quiero contar algo de mi historia, y cómo he llegado a la conclusión de que yo elegí a mis padres. Trataré de ser lo más breve posible, aunque es difícil.

Mis padres se divorciaron cuando yo tenía 6 años. Esa fue la separación definitiva, aunque mi padre a veces pasaba días fuera de casa y mi madre vivió esto con mucha tristeza y soledad. Desde el principio ella se apoyó en mí, en una niña de 5 años a quien mostraba su vulnerabilidad y desamparo, de alguna manera nos cuidábamos mutuamente, y tuve desde muy pequeña la sensación de que "debía cuidar" de mi madre. La ví llorar mucho. La abracé mucho. Dormimos muchas noches juntas.

Cuando yo tenía 6 años, mi padre se fue a vivir a su país, Malaysia, y no le volví a ver hasta 9 años después. En este tiempo, hubo algunas cartas y alguna llamada, en muy contadas ocasiones. Mi padre estaba trabajando muy duro para conseguir sus sueños. Al cabo de un año  (yo tenía 7), vino a vivir con nosotros un hombre maravilloso y bueno con mi madre y conmigo. Con él entró el pan en nuestra vida, las paellas, y la comida rica. también entró la tecnología, y dejamos de estar tan aisladas. Casi 30 años después, mi madre y él siguen juntos y enamorados.
Mi padre, en Malaysia, también se casó y tuvo 3 hijos más, a quienes conocí cuando nos volvimos a encontrar. El y su mujer, gran mujer, todavía comparten sus vidas.

Aunque en casa había un padre, en mi interior había una necesidad tremenda de recordar constantemente a mi padre "verdadero", a quién invocaba sobre todo cuando en casa había problemas o cuando mi madre se enfadaba conmigo. Durante muchos años le idelicé como el "padre perfecto", y apenas guardaba unos recuerdos de él de cuando era muy pequeña, todos bonitos y divertidos.

Esta falta de presencia paterna (o que yo viví como falta, porque en casa tenía un padre), me ha servido para trabajar un apego antiguo que yo traía con quien ahora es mi padre. Se trata de algo kármico, algo que nos unió en otra encarnación, y que ahora tenía que sanar y cortarse. Para quien no crea en otras vidas, puedo decir que el tener un padre en la distancia, que se comunica sólo cuando él quiere, que no contesta a las llamadas o a los e-mails sino cuando él quiere o puede (que puede ser mucho tiempo), me ha enseñado a amar y a aceptar a las personas como son. Me enseña cada día que no necesito que me lo demuestren constantemenete para saber que soy amada. Me enseña que somos seres libres de escojer y que hay muchas formas de amar , y me enseña a ser respetuosa con los procesos y con los ritmos del "otro", a que no tiene que ser todo "cuando yo diga", o "como yo diga". Me ha enseñado y me enseña a ser humilde y aceptadora, a ser más flexible con las actitudes de los demás. Y esto ha sido y es muy importante para mí.
Con el tiempo he aprendido a observar a mi padre con los ojos del corazón, y de una manera que me ha hecho comprender por qué actúa como lo hace, y porque se distancia, no sólo de mí, sino del resto del mundo.

Mi madre, por otro lado, no fue una madre típica de postres y cocinillas, sino una mujer independiente que después de toda una vida de sentirse incomprendida, quiso disfrutar de la vida y del amor con el hombre que la comprendía y la respetaba. Así que yo pasaba mucho tiempo sola, en el bosque, en las rocas, en mi habitación. Porque Dios es tan grande que me dió una infancia en una casa maravillosa, delante del mar Mediterráneo, con un pequeño pinar para que pudiera jugar y nunca me sintiera sola. Entonces yo jugaba con mi perro, con una gatita que teníamos, y con los árboles, las piedras, el mar...


Gracias a este tiempo que pasaba sola, pude desarrollar de una manera muy especial una fuerte conexión con el mundo de lo invisible, de lo que no se ve, y siempre le estaré agradecida a mi madre por ello. De alguna manera, nosotras teníamos un contrato previo a mi nacimiento, en el que ella me iba a dejar un espacio para que yo desarrollara esa conexión con los mundos sutiles que tan importante iba a ser para mi de adulta. Y nunca me faltó su amor... quizás un poco de presencia, pero su amor, nunca. y esa presencia de vacío, fue llenada por un mundo interior que crecía conmigo.
La oscuridad que viví en mi adolescencia, también me sirvió de mucho, fue un camino muy duro que recorrí en solitario, pero que me hizo fuerte e independiente, dos cualidades que también como adulta agradezco en lo profundo.

Mi madre fue perfecta para mí. Con su desconcierto, con su falta de paciencia, con sus imperfecciones, con su hipersensibilidad mal encauzada. Porque lo hizo lo mejor que pudo, siempre respetó mi espacio y mi mundo (nunca me abrió un cajón, o una carta, o una cajita...), dando el amor que ella no había recibido, estando cuando de verdad la necesitaba... aunque yo no lo supiera ver. Porque fui yo quien elegí la oscuridad, fui yo quien elegí una adolescencia dura, fueron mis instintos que no encontraron otro sitio donde buscar... porque tenía que experimentar aquello que experimenté, porque tenía que vivirlo así, ni más ni menos. Y el camino de regreso, a mi infancia feliz, a la reconciliación con mis padres, a la sanación y al encuentro con mi niña interior ha sido el camino más hermoso de autodescubrimiento que podía haber imaginado. Porque he aprendido a no exigir el amor de los demás, a abrirme a lo que mis padres tienen para darme y a aceptar que lo hagan a su manera. Porque he aprendido a hacerme cargo de mis sentimientos y emociones, porque he aprendido a hacerme cargo de las experiencias que han poblado y pueblan mi vida, porque nadie me ha impuesto nada,  porque yo elijo lo que soy y lo que quiero ser.

Y cuando he dejado de culpar a los demás de lo que me pasaba, cuando he dejado de justificar una y otra vez mi sufrimiento para aferrarme a él, la venda se ha caido, y he empezado a ver con otros ojos, los ojos del corazón. Y que mis padres son quienes son, son seres humanos con una historia propia, cuyos sentimientos les pertenecen sólo a ellos y que yo respeto con todo mi ser. Sólo puedo agradecerles el haber cumplido su parte del trato, el haberme dado todo el espacio que necesitaba para crear mi mundo, para recordar quién soy, para construir un mundo nuevo y llenarlo de AMOR.

GRACIAS A LOS DOS... GRACIAS A DIOS...

jueves, 20 de octubre de 2011

Charlas-taller sobre Maternidad consciente

Muchas veces me he preguntado cómo puedo conciliar mi mundo "privado" o laboral  con el mundo que comparto con Nur, y más en este tiempo de fusión emocional entre ambas, y de manera causal y mágica, se ha abierto ante mí un camino muy hermoso que recoje el trazo iniciado con este blog. Se trata de seguir compartiendo, ahora vivencialmente, la hermosa e intensa experiencia que supone para mí el ser Madre. Lo que sigue es el resultado de este trazo...


 Maternidad consciente es aprender a hacerse consciente de las necesidades y procesos de nuestra hija o hijo en cada etapa, aprovechando estos procesos para aprender, conscientes de que nuestros hijos nos han elegido con lo que somos y lo que traemos, incluidos nuestros miedos e imperfecciones.
Estas charlas-taller no se hacen desde un punto de vista científico, pues nacen de la necesidad de compartir como madre, desde el corazón y desde la profunda experiencia que ha supuesto para mí la maternidad como camino, y que desde "El Rumor de las Libélulas" (www.elblogdenoraya.blogspot.com) he ido contando en los últimos tiempos...

 


 Primer encuentro: “Embarazo y parto. Despertando a la maternidad”
• Círculo de apertura
• Embarazo consciente. Nuestro hijo siente. Generando vida, generando el vínculo.
• La confianza y la preparación al parto.
• La maternidad y el encuentro con la propia sombra
• Blessing Way
• Parto consciente. El verdadero rito de paso. Parto hospitalario (recuperar el poder del parto). Parto en casa. La doula.
• Parto en casa en Madrid: Emilio Santos, En la Décima Luna, Génesis.
• Apapachar a la madre
• Preguntas
• Meditación de cierre

Segundo encuentro: “Puerperio y crianza consciente. Cada madre es única e irrepetible.”
• Círculo de apertura
• ¡El puerperio existe! Pero… ¿qué es?
• Alimentación consciente. Dar el pecho. Biberón. Intimidad y momento sagrado.
• Colechar con nuestro bebé. Manteniendo el vínculo
• Llantos y rabietas ¿son necesarios?
• Presencia y disponibilidad
• El bebé en brazos. El porteo (tipos de portabebés). El suelo mágico. Método Pickler. El entorno preparado.
• Los límites: respeta sus límites y ellos respetarán los tuyos.
• Preguntas
• Meditación de cierre.

Precio: 30€ cada encuentro (por mamá, con o sin pareja)
Horario: de 11h a 14h.
Lugar: E-Naturale (http://www.e-naturale.com/)
(http://maps.google.es/maps?f=q&source=s_q&hl=es&geocode&q=Hern%C3%A1n+Cort%C3%A9s%2C+18+madrid&sll=40.396764%2C-3.713379&sspn=10.586993%2C23.225098&ie=UTF8&z=16)



*Plazas limitadas (inscripción previa)
**Cada encuentro es independiente, se puede asistir a uno solo o a los dos
**Abiertos a toda mujer y hombre que ya sea madre o que quieran serlo, y a cualquier persona interesada en el mundo de la maternidad como camino…


Contacto e inscripciones:
Noraya: 660 020 310
Lorena (Naturale): 91 521 33 53

sábado, 8 de octubre de 2011

Si quiero, ¡puedo!

A veces me enredo en la tensión del día a día, sobre todo cuando las "reclamaciones" de mi ego llaman a gritos para que haga algo con ellas, aunque sea ponerlas en su sitio. Y cuando me enredo en estas cosas superfluas, me olvido de agradecer lo que tengo. Una familia maravillosa. Un gran hombre a mi lado, lleno de amor incondicional, de compasión y con una capacidad de entrega inmensa. Tengo mucho que aprender de él. Una hija llena de sabiduría, con un inconmensurable poder creativo, y una capacidad de conectarme con los mundos invisibles de quien también tengo mucho que aprender.
A veces me olvido de agradecer la familia que tengo, y del tiempo maravilloso que se me ha otrgado para disfrutar de ellos. Doy gracias por poder acompañar a Nur en estos primeros años, muy cerquita, casi pegada, pero respetando sus procesos creativos, sus espacios y sus límites.
Quiero apoyar esta causa por la Conciliación real porque siento el dolor de las madres que sufren por tener que estar lejos de sus hijos y por perderse parte de esos primeros años, aunque...

No todas las mujeres se sienten con fuerzas ni con ganas de estar todo el día con sus hijos... algunas son felices dejándolos en la guardería, a otras les gustaría poder estar más presentes pero no se sienten con fuerzas... ellas también son madres maravillosas, ellas también han sido elegidas por sus hijos, y son las madres perfectas para ellos, apoyando desde sus capacidades y su manera única e irrepetible de amarles y de acompañarles, lo que ellos son y lo que vienen a manifestar.

Lo importante aquí, para mí, en este caso, es tener la libertad de poder elegir. Y ser consciente de dónde están nuetsras limitaciones. Para mí es maravilloso el pasar todo el día con mi hija, incluso sin abuelos (sólo la abuela paterna, quien viaja mucho por trabajo, es escritora) y sin apenas ayuda, sin guardería ni canguros... pero hay que tener muchas ganas, energía y disposición. Hay que abrirse a una entrega total. Y no es fácil. Por eso mismo he decidido que de momento no voy a tener más hijos. Porque siendo realista, esta forma de crianza, desde el apego, el respeto, la presencia, disponibilidad, sin guarderías ni canguros, apenas sin ayuda, no se la puedo dar a dos niños a la vez sin volverme una mujer desesperada. ésos son mis límites. Por lo demás, el tiempo dirá.

Sé que el poder elegir disfrutar de los primeros años de mi hija es una situación excepcional, y para todas las otras madres (y padres) que no gozan de esta situación y que les gustaría, sueño que nos abran las posibilidades de tiempo y espacio para criar a nuestros hijos. Que se reconozca la existencia del puerperio y que se respete, que las madres podamos elegir como queremos usar el tiempo ,que dejemos de ser tan invisibles.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Cuando me convierto en niña...



¡A jugar Familias! es un Carnaval de Blogs abierto a todos de El Blog de Sarai Llamas para el mes de la Crianza con Apego 2011 con el cual se pretende hacer un llamamiento a todos los padres invitándolos a jugar con sus hijos y a compartir con ellos un tiempo precioso y de un valor incalculable.

Sin hablarlo mucho, Alejandro y yo nos dimos cuenta desde que Nur tenía muy pocos meses, de que era una niña que no necesita muchos juguetes. A ella le gusta mucho observar, pero sobre todo tocar cualquier cosa que le parezca interesante o curiosa... y moverse. Experimentar con su cuerpo y con el movimiento. Ahí es donde sale toda su intrepidez y concentración. Desde muy pequeña, el conquistar nuevas posturas físicas ha sido su mayor entretenimiento. Desde que empezó a gatear con 5 meses, o a ponerse de pie con 6 (agarrada a la mesa) y a descolgarse del sofá con 8, pasaba horas investigando el mundo desde estas nuevas posturas y movimientos, primero en su manta Pickler y muy cerquita de ella, y con el tiempo, por toda la casa, su campo de juego. Aprendió antes a trepar y a bajarse del bugaboo (algo que podía hacer durante un buen rato varias veces) antes que a caminar (empezó a caminar con 12, y a trespar al cochecito con 11)

Cuando todavía era muy bebé me encantaba bailar con ella en brazos, disfrutaba con la carita de emoción que se le ponía, adoraba cómo me cojía un dedo con su manita minúscula.
Después, durante mucho tiempo gateé con ella, más bien detrás de ella, lo que la divertía mucho era ver que yo "no la pillaba". Ahora seguimos jugando a que yo (o su padre) la persigo por toda la casa, y ella va corriendo y se esconde para darme un susto, aunque todavía no sabe dar sustos, más bien se los doy yo a ella, que se parte de risa.
Los últimos cinco meses ha jugado mucho con el agua en la terraza. A llevar cubos de una pileta a la piscinita, a observar cómo cae el agua de un cubo a otro, a regar las plantas, a "beber", a mojarse entera, a jugar con la fregona... ¡le encanta el agua y todo lo que puede hacer con ella! 
También jugamos a que la pongo en la silla giratoria y le hago girar, y me escondo y hacemos cucú-trás (ésto último tiene infinitas versiones).
Últimamente también le gusta que nos sentemos juntas y le "explique" los dibujos de los cuentos. Puedo llegar a hacerlo 4 o 5 veces en un día con el mismo cuento.
Cuando vamos fuera, al parque, le gusta mucho empujar su cochecito de bebé de juguete, y encontrar sitios donde encaramarse y escalar. Cojer hojas, piedrecitas, y cuando hay árboles, le gusta cojer un palo grande y caminar, como si fuera una peregrina.

Nur no tiene juguetes con botones que hacen música, aunque cuando bajamos al parque le gustan los de otros niños, nosotros no somos muy partidarios de este tipo de juguetes, ni tampoco de que tenga muchos, sobre todo porque sabemos que a los dos días se cansa, pues son sedentarios  y ella necesita mover el body.
Y sobre todo improvisamos. Con el contacto corporal, con el movimiento, con la mirada o el gesto... disfrutando la una de la otra y del juego en sí mismo, sin objetivo alguno.

Y yo no sé si las otras mamás juegan con sus hijos de 17 meses, pero lo que yo veo es que Nur no necesita tanto que juegue "con ella", como que esté presente mientras ella juega. Eso sí. Necesita que yo esté junto a ella, presente y disponible. Todo el día. No sé hasta cuando, pero yo estoy aprendiendo mucho de este "estar presente". Y aunque a veces me agoto, descubro también mi egoísmo, y mi sombra se hace evidente. Me ayuda a ver dónde tengo que cambiar. Dónde puedo abrirme más. Dónde puedo amar más.Y vuelvo a convertirme en niña, a olvidar que estaba cansada, a olvidar que tenía que hacer algo, y empieza el carnaval de caras, voces, contacto, canciones y gritos en el que se convierte nuestra casa todos los días...

Cosas que ha aprendido Nur el último mes

Cosas que ha aprendido Nur el último mes (ahora tiene 17 meses):

-A pintarrajear con ceras de colores. Le ponemos un papel en el suelo y le encanta "pintar" con unas ceras Plastidecor que le compré. Alguna vez ha pintado el suelo, pero increíblemnete no lo ha vuelto a hacer (ni las paredes)

-A usar la trona para comer. Hasta ahora sólo la había usado este verano en casa de mis padres, en nuestra casa tenía que ir corriendo detrás de ella con la cuchara llena de comida para que diera un bocado. Ahora le gusta (y creo que lo necesita) ese momento en que comemos los tres juntos. Aunque le pilla antes de su hora y no suele comer mucho (comemos pronto porque Alex se va a trabajar), una hora y media después, más o menos, me lo vuelve a pedir (a su manera) y se come lo que le falta de una sentada.
-A comer con cuchara y a usar el tenedor. Le gusta hacer como nosotros y ya no nos deja que le demos de comer con la cuchara, lo quiere hacer ella sola, aunque como va más despacio aprovecha y con la otra mano coje puñados de "loqueseaqueestemoscominedo" y se los mete en la boca tal cual.
-A comer lo mismo que nosotros. Hacía tiempo que me resistía a dejar de hacerle comida para ella, aunque ya me había demostrado varias veces que no la quería. Ahora cocino lo mismo para los tres y le encanta, aunque no es de comer mucha cantidad, pero lo hace con apetito y lo disfruta (luego me toca a mi limpiar la trona y el suelo y a la niña, claro)

-A decir "awa" (agua), ayó (adiós), yatá! (ya está!). Hasta ahora sólo papá (o páaaa) y mamá. Y durante un tiempo todo era "mamá".
-También dice "guauguau" (aunque nosotros le decimos perro, a ella le gusta la onomatopeya) y "miau".
-A hacer el gesto con el dedo índice de "silencio", y con la mano en la cara hacia una lado de "duerme"... cuando uno de los dos gatos está durmiendo

-A subir y bajar el cochecito (el suyo) por las escaleras
-A subir por la escalera del tobogán de mayores (que es como una escalera de pared completamente horizontal). (Y a subir cualquier tipo de escalera)

-¡A bailar! Creía que nunca iba a llegar este momento, aunque con la poca música que ponemos en casa no es tan raro que haya tardado tanto, pero en fin. Le encanta seguir el ritmo de la música, en el coche, en casa, donde le pille.

-A dejar de decir constantemente "no" (gracias Rebeca Wild!). Me dí cuenta de que hay otras formas de poner "límites", y de que tenía que observar más las necesidades y los procesos de Nur (todavía más, y eso que me paso el dia mirándola), y ha sido muy curioso como ella ha dejado de decir "no" repetitivamente.

-Nur ha aprendido también a dormirse ella sola. Se toma el bibe y se queda dormirdita, ya no necesita que la coja en brazos, aunque sigue necesitando que me tumbe a su lado hasta que está totamente dormida (y tengo que salir de puntillas). A mi me gusta cantarle, al menos una vez al día, "La bendición de la madre"

-Desde este verano le encanta señalar los cuentos (ntó!), pero hemos visto que le gustan MUCHO! y que cuando ya se conoce los dibujos nos pide más! De momento señala todos los dibujos, y nosotros le vamos explicando cada vez: esto es un cerdito, un autobús con niños, una casa con perro, esto es un  árbol, una nubeee... :)

..Y yo he aprendido un poco más a decubrir el mundo a través de sus ojos y a saborear estos meses en los que todavía es  un poco bebé, a disfrutar de esta maternidad que puede ser dura a veces, pero que me llena el alma y me hace aprender muchísimo.

sábado, 17 de septiembre de 2011

La manta mágica

Cuando llegó a nuestras vidas el método Pickler, Nur tenía 6 meses.Llevaba un mes gateando y acababa de empezar a ponerse de pie y a mirar el mundo desde esas alturas. Gema y Emma nos habían regalado un corralito genial, donde Nur jugaba de vez en cuando cuando no quería estar en brazos y seguia su instinto explorador. El resto del tiempo la llevaba en mi manduca, abrazada a mí como un koala.
Nur ya era una bebé muy inquieta y despierta, siempre estaba explorando nuevos movimientos y parecía que nunca tenía sueño (nos costó unos meses aprender a reconocer cuando tenía sueño de verdad y acompañarla a dormir, ya que por sí sola era capaz de aguantar muchísimas horas sin dormir, y disimulaba muy bien ;)
El libro "Moverse en libertad" cambió nuestras vidas, a pesar de que nunca lo llegamos a leer completo, no fue necesario.
Recogimos el corralito antes de que se llenara de polvo y saqué una manta de verano que tenía en el armario y la doblé a modo de "corralito" sin barrotes. En ella coloqué los juguetes de Nur. Así, ella tenía todo el espacio de la casa para explorar, tocar, investigar... y la manta para descansar y jugar concentrada y tranquila. (Más tarde he leido en el blog de una madre "pickleriana" que a esta manhta la llaman "manta Pickler" ;).Y así Nur descubrió el suelo. Y yo también, pues siempre estoy a su vera, tumbada, a gatas, sentada... en el suelo. A partir de entonces dejamos de usar zapatos en casa, y el suelo se convirtió en una fuente de riquezas inimaginables, de tesoros por descubrir, de mil caminos para encontrar cosas geniales para jugar.
Y siempre el regreso a la manta.... a la seguridad de esos límites invisibles que delimitan el mundo de los juegos, el mundo privado e íntimo de Nur, y el mundo de los adultos, de los papás, lleno de posibilidades de aprendizaje y de conocimientos. Me encanta la manta. Es mágica. Y a Nur le ha proporcionado una "base de operaciones", un primer "entorno preparado" (ahora este entorno es toda la casa) desde donde crear sueños, inventar juegos, explorar el suelo bajo unos límites imaginarios, que siento que le dan seguridad y autonomía pero sobre todo libertad. Ahora Nur ya corre, chapotea en la terraza, escala por el sofá y las sillas, pero siempre vuelve a la manta, que es donde termina el día antes de ir a dormir, recogiendo juntas todos los juguetes y "cerrando" la manta, y donde comienza el día, cuando recién despertadas llegamos al salón, yo se la abro y le digo "¡buenos días Nur!"

lunes, 12 de septiembre de 2011

Traspasando un nuevo umbral de la maternidad...

A veces la maternidad me desborda... o eso me parece...
Después de un fin de semana largo de 3 días y de tareas y placeres compartidos com mi querido Alejandro, he podido descansar, leer y meditar. He repuesto mi energía y me he preparado para cruzar un nuevo umbral.
Lo más enriquecedor ha sido iniciarme en la pedagogía de Rebeca Wild, con su libro "Libertad y límites Amor y respeto", decisión que tomé tras los días duros de la semana pasada; he comprendido sutilezas de la crianza en las que antes no había reparado, o no había meditado en profundidad. Esta santa mujer invita a la reflexión sobre la verdadera libertad y sobre la autonomía y respeto que les damos a nuestros hijos. Nos recuerda que apenas conocemos el significado de la libertad y que apenas intuimos la responsabilidad que conlleva.

Creo que en algún momento de la semana pasada Nur no se sintió amada, que sus necesidades de afecto no fueron cubiertas como ELLA las necesitaba, y que por mi parte no fueron respetadas sus decisiones en varias ocasiones. Y aunque me sentí muy mal conmigo misma por ello, he comprendido, y sobre todo, he cambiado el chip muy rápido (estas cosas no se pueden hacer esperar).

Esta experiencia ha reforzado mi creencia de que el AMOR es la fuerza más poderosa y sanadora del universo, un amor consciente, respetuoso, disponible... (¡aaaay! ¡cuánto tengo que aprender todavía!)
Esta lectura, el descanso, los cuidados de mi amado Alex y la sonrisa y la ternura de mi hija, me han hecho recuperar el sentido de la maternidad, y esta vez renovado y fortalecido. Yo lo he notado, y Nur también. No sólo ha recuperado el apetito, su cara, sus ojos y su alma vuelven a sonreir. Porque sabe que su mamá está ahí. Totalmente disponible. Acompañándola con respeto, amor y empatía, conteniendo ese espacio invisible que envuelve amorosamente a la pequeña gran maestra, acompañándola en el camino de descenso de los mundos celestes (sí, ayer empezó asomar un nuevo diente).

He tomado muchas más conciencia, con mucha claridad, de que la prioridad de un niño es el sentirse amado (sobre todas las cosas), con todo lo que supone: el ser abrazado y besado (cuando quiere, respetando sus límites), respeto a sus decisiones, el ser tenido en cuenta, el ser escuchado, en su llanto, en su risa, en su grito, en su felicidad, en su necesidad y en su alegría.
Esta consideración y esta empatía han de ser tomadas al pie de la letra por quienes hemos elgido criar y educar fuera de los antiguos paradigmas de autoridad y limites (entendidos como el establecimiento de unas normas que benefician "mi" estilo de vida, y no tanto las necesidades esenciales de mi hija o su espacio vital).
Nosotros también tenemos que encontrar una nueva manera de contener a nuestros hijos, de enseñarles a vivir en libertad, respetando la libertad de otros y asumiendo la responsabilidad que esto conlleva.

En fin, que me encanta el libro y resueno muchísimo con él, en lo profundo y en la piel... es coherente y profundo, y muy fácil de entender. Me ha hecho ver, con otras cosas que he vivido últimamente, que los padres podemos (no me gusta usar la palabra "debemos") implicarnos en la pedagogía de nuestros hijos desde muy pronto, para que cuando lleguen a la escuela ellos sepan respetar el espacio y la libertad de los demás)
Claro que también nosotros DEBEMOS ( y aquí la uso sin ningún reparo) RESPETAR A NUESTROS HIJOS... desde el principio. Desde las "mínimas" decisiones que toman desde que son bebés. Y esto es muy sutil. Y hay que estar muy atentos, y conscientes. Y desprendidos. Y generosos...
En fin, cambiamos de piel, cruzamos nuevos umbrales, Nur lo está notando... ¡y yo también!
¡Feliz!

domingo, 11 de septiembre de 2011

10 cosas que he aprendido de mi hija

"10 cosas que he aprendido de mi hijo es un carnaval de blogs cuyo propósito es hacernos reflexionar, compartir, reír, emocionarnos y facilitarnos una mirada en retrospectiva acerca de cuánto hemos aprendido desde que emprendimos el camino de la maternidad."

10 cosas que he aprendido de mi hijo

Mi queridísima hija, desde que te asentaste en mi vientre, hace ya unos 2 años, incluso desde antes de llegar aquí, ya me estabas enseñando. A veces no estoy tan segura es de ser una buena alumna, de estar aprendiendo, al menos al ritmo que me gustaría… y eso es porque todavía soy muy exigente, aunque contigo estoy aprendiendo a ser más flexible conmigo y contigo. La mayoría de las cosas que te cuento aquí las estoy aprendiendo, por ejemplo no puedo decir que haya aprendido a ser paciente, pero sí que estoy en el camino de hacerlo… 

1- Contigo he aprendido a establecer nuevas prioridades, a valorar y disfrutar lo que es verdaderamente importante para mí.
2- Gracias a ti he aprendido a ir más allá de mí misma y de las limitaciones, a no hacer caso del “no puedo”, a intenta, intentar, intentar. Primero en el parto, y después cada día que he vivido y que vivo a tu lado, aprendo que siempre puedo abrirme más, adaptarme más, fluir más… que mis límites y condicionamientos los pongo yo misma y que en cualquier momento los puedo atravesar.
3- He aprendido a convivir con el caos, a ser menos “tiquis-miquis” con el orden y más flexible en general (aunque todavía me queda muuuuucho que aprender…)
4- Mi niña, tú me has enseñado que cada detalle nos puede contar una historia, que cada pequeña cosa, por insignificante que parezca, puede tomar dimensiones inusitadas y despertar emociones genuinas en nosotros.
5- Contigo aprendo a ver siempre el lado bello y bueno que cada momento tiene que ofrecer, y a cambiar el “chip” rápidamente para aprovechar cada oportunidad de gozo y disfrute que se me presenta (que es siempre ¡AHORA!)…
6- … porque tú me enseñas que sólo existe el momento PRESENTE, para tí no existe “ayer” o “luego”, sólo el ahora
7- Contigo he aprendido un día me puede cundir muchísimo, y que puedo hacer muchas cosas a la vez, que, como las antiguas diosas hindús, ¡tengo muchos brazos!
8- En estos 16 meses he aprendido a adaptarme a tus ritmos y a ser menos egoísta en todos los aspectos de mi vida en general. Que las cosas no son cuando “yo” quiero o como “yo” quiero.
9- Tú me enseñas cada día a rendirme ante el poder de la ternura, de los mimos, de una caricia, de que me cojas un dedo con tu manita, de que vengas y me des un abrazo o un beso… pues tu inocencia es mi maestra, y tu dulce mirada y tu sonrisa mi medicina.
10- Y lo más importante mi amor, he aprendido a experimentar un amor maravillosamente hermoso sin límites ni condiciones, y a disfrutar de él.

Mi querida Nur, tú eres mi gran maestra, una Luz que Dios ha enviado a iluminar mi camino, mis miedos y mis “no puedos”. Gracias a ti sé que puedo llegar a ser mejor persona, ante ti me hago pequeña y por el amor que te tengo me siento cada vez más cerca de las estrellas.



viernes, 9 de septiembre de 2011

Catarsis y libélulas

Catarsis. Llevo unos días luchando para que Nur duerma su siesta, para que coma, para que las cosas sigan como hasta ahora... y ya está bien. No es ella. Soy yo. Mi sombra se alarga demasiado, y ya es hora de transmutar. Las libélulas me lo vienen anunciando desde el principio con su rumor, que ya es un grito.

Esta mañana he tenido una catarsis. Simplemente necesito un descanso para sentarme y pensar y organizar de nuevo mi vida. Porque la siesta de la tarde se ha extinguido, y la de la mañana ha pasado a mediodía, justamente a la hora en la que preparo la comida, la hora y media antes de que Alex se vaya a trabajar. Así que hay que hacer cambios. Y tengo que ser yo, me tengo que adaptar a la nueva situación.

Levantarme, ducharme, hacer la compra y preparar la comida. Así podré dedicar la mañana a dar algún masaje y trabajar un poco en el estudio que recién hemos pintado. Así, cuando Nur se duerma la siesta de mediodía podré escribir, leer, meditar...
Creo que puedo estirar el tiempo, sí, creo que puedo hacerlo. Ya lo he hecho otras veces. Estando en hara, totalmente presente, respirando... Sólo serán unos meses, hasta que ella vuelva a hacer girar la rueda, hasta que lleguemos a un nuevo umbral... (me empieza a gustar la idea de cocinar por la mañana, creo que muchas madres lo hacen, luego ya te olvidas para el resto del día.)
Así que voy a tomarme el fin de semana para reflexionar un poco sobre esto y digerirlo, pues me ha venido un poco de sorpresa...

La libélula, criatura del viento que rompe con la ilusión de la rutina, me está enseñando a mirar la realidad desde otros ángulos, y me recuerda que los cambios deben hacerse, que ya es hora de madurar el fruto.