Me preguntan qué tal es, si duerme bien, etc. "Duerme muy bien", contesto yo. Porque es verdad. Duerme toda la noche, sólo se despierta un par de veces para comer y se vuelve a quedar dormida ipsofacto...
Pero de día... de día es otra cosa.
"¡Qué niña más despierta!", me dicen unas. "¿Sólo tiene 13 semanas? ¡Pero qué espabilada está!", me dicen otros. Y la verdad es que sí. Nur es una bebita muy despierta, en todo se fija, todo lo quiere ver, nada se quiere perder.... "¡pero cómo! ¿dormir? ¿con todo lo que está pasando? ¡yo no me lo pierdo!" Entonces ella juega, se mueve sin parar, investiga nuevas posturas, agita alegremente sus bracitos y sus pies, se da la vuelta como una croqueta, levanta el cuello y mira a todos lados... Y luego se cansa, con su mirada, con sus movimientos, con ese lenguaje de bebé que poco a poco voy aprendiendo a descrifrar, me dice: "mami, cógeme un ratito, que quiero mirar desde lo alto". Y luego de vuelta otra vez. Hasta que, agotada, empieza a protestar. Porque siente sueño... y eso no le gusta nada. Dormir sí, le encanta, pero la sensación de tener sueño... eso no tanto.
En mis brazos la coloco tumbadita para cantarle una nana... uuuuy "eso sí que no. Ahora sí que me quieren echara a dormir de verdad". Entonces, cinco minutos de llanto no me los quita nadie. De llanto, de rabieta, de quejido, de grito, de pataleta (con esas piernecitas tan robustas que se le han puesto)... y mientras, yo la abrazo con todo mi amor: "Nur, cariño, tienes que dormir, eres muy bebé todavía, y los bebés de tu edad duermen..."
Y poco a poco, desde la calma, con una nana y mucho amor, Nur va cayendo en los brazos de Morfeo... bueno, más bien en los de su madre, o en los de su padre, según quien la tenga encima... Y entonces duerme como una bendita, como un ser angelical.... ¡qué paz! ¡que felicidad...! Echaría las horas mirándola... hasta que, a los 10 minutos, o 20, o 30, ¡plas! Abre los ojillos y me echa una sonrisa de oreja a oreja. ¡Gú!
Y ya no hay manera. Ooootra vez parriba, pabajo, que me doy la vuelta, que mira cómo levanto el cuello, que quiero ver desde lo alto...
Y poco a poco, desde la calma, con una nana y mucho amor, Nur va cayendo en los brazos de Morfeo... bueno, más bien en los de su madre, o en los de su padre, según quien la tenga encima... Y entonces duerme como una bendita, como un ser angelical.... ¡qué paz! ¡que felicidad...! Echaría las horas mirándola... hasta que, a los 10 minutos, o 20, o 30, ¡plas! Abre los ojillos y me echa una sonrisa de oreja a oreja. ¡Gú!
Y ya no hay manera. Ooootra vez parriba, pabajo, que me doy la vuelta, que mira cómo levanto el cuello, que quiero ver desde lo alto...
Por esto esta tarde de sueño profundo ha sido diferente, y me siento hasta rara. Me ha pillado desprevenida y ni siquiera he aprovechado para estudiar o escribir, o para cocinar una cena rica... Hoy, excepcionalmente, ha dormido toda la tarde como un angelito. Y yo anonadada, aquí lo cuento. Como si fuera el acontecimiento del año. "Mi niña tiene sueño, ¡bendito sea!"