miércoles, 5 de mayo de 2010

Alimentar con amor

La Lactancia Materna es Mucho Más que Leche

 La Lactancia Materna es Mucho Más que Leche es un Carnaval de Blogs iniciado por Amor Maternal para celebrar la Semana Mundial de la Lactancia Materna e invitar a la reflexión acerca de todas las dimensiones en las cuales podemos concebir la lactancia materna, todos los ámbitos de la vida en los cuales puede afectar tanto al ser humano, como a la sociedad, al planeta, las relaciones interpersonales, etc.




Han pasado 16 meses desde que escribí el siguiente post, y con motivo de esta preciosa iniciativa he decidido incluirlo en esta cadena...
El año pasado, en el VII Congreso FEDALMA de Asociaciones y Grupos pro Lactancia Materna, en Alcalá de Henares, Mónica Delgado, pediatra neonatóloga, contó nuestra historia, la mía y la de Nur, la que yo cuento en el siguiente post. Hasta el momento no tengo nada más que añadir, solamente que las razones por las que no relacté son tan poderosas como íntimas y no he creído necesario hacerlas públicas.
Lo que puedo compartir aquí es que Nur todavía es "lactante", es decir que aunque come sólidos, me pide sus bibes diarios y yo se los doy en intimidad y en profunda conexión con aquello maravilloso que nos une...
Con todo mi amor dejo este post, para que mi hija lo lea, si quiere, cuando sea mayor, y para quien quiera leerlo con el corazón y sin juzgar:
"Yo siempre digo que a veces la divinidad nos pone una venda en los ojos para que atravesemos experiencias que nos traen grandes lecciones de vida. El puerperio, en mi caso, ha sido una de ellas.
Durante los nueve meses que duró mi embarazo me estuve preparando para el parto, pero no se me ocurrió que lo que venía después requería todavía más preparación...

Mi primera semana como mamá de Nur, estuvo llena de una dicha extraordinaria por ver la carita y el cuerpecito de nuestra amada hija, pero también de sombras, de rompimiento de viejas estructuras y de oscuridad.
El primer día no fuí consciente de que verdaderamente había entrado de lleno en otra dimensión hasta que vino Mónica Delgado, la pediatra de Nur.

Yo empezaba a darme cuenta de que Nur tenía dificultades para comer, o yo para darle el pecho, y Mónica le hizo una sesión de terapia sacro-craneal a la pequeña para liberala de la tensión y el estrés que le podía haber causado su nacimiento y sus primeras horas en este mundo. Fue alucinante ver cómo Nur reaccionaba al tratamiento, cómo su cuerpecito y su energía se iban transformando. Después del tratamiento, se quedó dormida y exhausta en mi regazo, descansando de la intensidad de su primer día y del encuentro con Mónica.
Tras la visita de Mónica empecé a despertar a mi nuevo estado, a tomar conciencia de que mi hija ya estaba aquí, de que me necesitaba, de que tenía que cuidar de ella. A Nur le iba a costar un poco aterrizar, le iban a costar los comienzos... como a su madre.

Los días que vinieron después estuvieron llenos de felicidad por la bendición de tener a nuestra hija con nosotros, y también de lucha, de oscuridad y de sombras, por las que estuvo transitando mi niña interior, mi niña-bebé, reflejada en la carita de Nur, y en mi desesperado intento de amamantarla, de alimentarla... Finalmente y después de siete días muy duros, conocí a Gema, presidenta de Multilacta, una asociación de apoyo a la lactancia materna. Gema venía a traerme un saca-leches que le habíamos alquilado, pero la sorpresa fue que además, ella me informó detalladamente de cómo tenía que amamantar al bebé, de cómo funcinan los instintos de éste, y de cómo funcionan los instintos de la madre. Donde el sacaleches no llega, donde tú no llegas sacándote leche manualmente, el bebé sí llega. Y no es verdad que una mamá no tenga leche. Siempre hay leche. Y el bebé la encuentra. Tal para cual. Un engranaje perfecto. Y esto me lo contaba una mujer que conoce hasta 270 posturas para amamantar, que ha sido madre de dos pares de gemelos, tan conectada a sus instintos de mujer-madre-mamífera, que sólo de estar junto a ella se te despiertan los tuyos.

Cuando Gema se fue de casa, yo estaba muy animada, y recuperé el apetito rápidamente, me entró un hambre voraz, y sentí una confianza renovada en la naturaleza del cuerpo de la mujer y del bebé, que están conectados desde el nacimiento de éste.

El problema fue que ya era demasiado tarde... cuando a última hora de la tarde empezó a sangrarme un pecho, Alejandro y yo estábamos tan exhaustos física y psicológicamente, que yo me rompí y tuve que reconocer que no teníamos más fuerzas, que nuestra hija necesitaba comer (llevaba varios días suplementándola con suero isotónico y agua glucosada) y que lo mejor que podíamos hacer era darle el biberón. Así que nos pusimos en contacto con Mónica quien nos dijo qué leche y comprar, así que bajamos a la farmacia (era ya medianoche) y compramos unos biberones y leche para bebés.

Las horas y días siguientes me estuve preguntando "¿podía haberse evitado este sufrimiento?" "¿y si hubiera conocido a Gema antes?" "¿y si hubiera...?" "¿he hecho mal, he hecho bien?"... pero fueron pasando las horas (esto es un aprendizaje intensivo) y me he ido sintiendo cada vez más y más feliz de poder alimentar a Nur, y he aprendido muchas cosas... entre otras, que me podía haber informado mejor sobre la lactancia desde el principio, que la primera hora de vida de un bebé es cuando más fácilmente se "engancha" al cuerpo de la madre y que es muy recomendable que mame entonces, que a las mujeres que no hemos mamado leche materna nos cuesta un poco más amamantar después, o que no estoy tan conectada con mis instintos como yo creía. Pero lo más importante que he aprendido, es que los bebés se alimentan no sólo de la leche, sino del amor y del humor de la madre, de su energía, del contacto físico con ella, de su aura.

Que no siempre "lo mejor" es lo que nosotros "creemos", sino que "lo mejor" es siempre "lo que es", y que la aceptación y la rendición a "lo que es", nos hace humildes y agradecidos, y por tanto crecemos en amor y entrega. ¿Acaso no se trata de eso la maternidad?

Como dice Frédérick Leboyer, en su libro "Shantala":

"Los bebés tienen necesidad de leche,
sí.
Y de recibir caricias.
Pero más todavía de ser amados.
Es necesario hablar a su espalda,
es necesario hablar a su piel,
que tienen hambre y sed
igual que su vientre."

Ahora me siento inmensamente agradecida a la vida por todas las experiencias que me permiten aprender y crecer cada día, y en esta ocasión especialmente, a Ileana, doula y amiga, por su apoyo y comprensión, por su presencia cariñosa y bondadosa y por habernos puesto en contacto con una red de mujeres y profesionales alucinante; a Mónica, por su profesionalidad impecable, por sus consejos, por su respeto inmenso, su comprensión y su sabiduría; a Gema, por transmitirme la confianza en mi hija y en la sabiduría de mi cuerpo de mujer; a Marina, por haberme puesto en contacto con Gema y por los recursos ofrecidos (entre ellos el acceso a un banco de leche materna), a Graciela por sus ánimos, a las amigas que nos trajeron comida sin pedirnos nada durante aquellos duros momentos en los que no teníamos tiempo casi ni para ducharnos, a Begoña como siempre por su apoyo incondicional y su presencia constante y amorosa, a Alex por vivir conmigo todo este proceso y estar al 200% con toda su fuerza, compasión y amor incondicional; y ,sobre todo, a mi amada hija Nur, quien me está enseñanado cosas valiosísimas cada minuto y que es la mayor bendición que me ha dado la vida hasta ahora.

¡Te quiero mi amor!"



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6 comentarios:

Anónimo dijo...

Guau, Noraya... Cuánta razón tienes en lo del alimento, el amor es sin duda el alimento más importante para cualquier bebé (y niño), el tacto, el contacto, la presencia... Siempre he pensado que lo que realmente hace a una madre y a un padre son sus sentimientos de cuidado, protección, en definitiva su amor... Puedes estar orgullosa, lo estás haciendo muy bien.

La Escribidora (antes Milky Time) dijo...

Llegué a tu blog por un comentario que le escribiste a Isha. Leí este post y he de confesar que me pusiste la piel chinita. Que razón tienes en que un bebé no sólo se alimenta de leche, también de amor. De hecho, me he dedicado a promover y denfender la lactancia no sólo por los beneficios que tiene para la salud de los bebbés y la madre, también por ser un momento único e increíble entre mamá e hijo, pero ahora que tuve que destetar a mi hijo por razones del trabajo, entiendo que no sólo con el pecho se genera ese vínculo. Lo puedes crear incluso con el biberón, el medio es lo de menos.. el fondo es lo importante.

Lo escribes muy bien, felicidades por la forma en que lo ves.

Noraya dijo...

Gracias Milky...
Por el comentario y los ánimos. Estoy muy orgullosa del vínculo que hemos creado con nuetsra hija y de nuestra forma de alimentarla hasta ahora. Que ella siga queriendo bibe a estas alturas, es como si quisiera seguir tomando teta, porque creo que esos momentos de intimidad le aportan mucho más que leche...

No conocía tu blog, voy a entrar y bucear un poquito en él,
Un abrazo,
Noraya

Ishamommy dijo...

Qué hermoso Noraya,
Gracias infinitas :)

De chupetes y babas dijo...

Solo puedo darte las gracias por esta entrada, que calma un poco mi alma 18 mese después... GRACIAS!

Noraya dijo...

¡De nada comadres! Me llena mucho que este post pueda ayudar, ¡de verdad!

Un abrazo a las dos!

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