martes, 25 de mayo de 2010

La madrina

Khaoula más que una madrina es una Hada madrina, puede viajar por todo el planeta y aparecer en cualquier lugar, pues, como descendiente de nómadas, ella pertenece al mundo y a la vez no pertenece a nadie, ni siquiera al tiempo.

A nosotras nos une un vínculo muy antiguo y lejano, con lo que nuestro reencuentro después de mucho tiempo ha sido una celebración de la vida y del crecimiento. Ha sido un reencuentro de hermanas, muy muy esperado. Cuando se da esta clase de amor, el tiempo no parece haber pasado y se comparte siempre el presente, como un don.
En ella siempre tendrás el ejemplo de sensibilidad y fuerza en armonía, y espero también que ella pueda ser el puente entre tú y Africa, ya que en ese continente hunde sus raíces fuertes como las del baobab, el árbol sagrado.

Khaoula es una princesa oriental, una guerrera poderosa que trae con ella la inmensidad del desierto, el rumor del agua entre las palmeras y la calidez del sol del Meditarráneo, con la que se expresa su alma amorosa y dulce...
Y aunque a veces lo olvide, ella tiene la sabiduría de la Naturaleza, la profundidad del cielo estrellado y la generosidad y la abundancia de la Madre Tierra, siempre compasiva y amorosa.
Cuando sientas que este mundo es duro y cruel, en ella podrás ver reflejadas las montañas, las cascadas, los océanos, los hermosos templos y la exhuberante naturaleza que ella habrá visitado en sus viajes, que forman el tapiz de bellos colores del que tú, mi querida hija, formas parte.
Y te recordará que tú vienes del amor, y que eres Amor.

El padrino

Quisimos que David fuera tu padrino porque le queremos mucho, porque tiene un corazón bondadoso como pocos y porque es un ser mágico, antiguo, cósmico.

Además de ser una persona que gana en las distancias cortas, él es un artista increíble, de los armónicos de su voz nacen estrellas y auroras boreales.
Otro de sus dones es el de la pintura,es un artista de los colores y las formas.
Y como tu padre, también es un Mago, de los de verdad, de los que no temen bajar al Hades y bailar con su propia sombra, fuerte, valiente.

Durante un tiempo oí hablar de él, pero no fue hasta el año pasado, en París, cuando le conocí de verdad. Nos guió a tu padre y a mí en una visita realmente mágica y esotérica a la catedral de Notre Dame (Nuestra Señora), a través de las huellas de la Diosa, de la alquimia y del Tarot.
Tú lo viviste todo desde muy cerquita, pues ese fin de semana tu padre y yo tuvimos una conexión muy fuerte y preciosa contigo...
Ese día se retomó una conexión preciosa entre nosotros y él, y ahora es tu padrino, una de las personas que has elegido para custodiarte, para estar ahí cuando lo necesites, para quererle.

Ojalá nunca olvides que la magia existe, pero si algún día hija mía lo haces, y nosotros no estamos, él te podrá ayudar a encontrar de nuevo el camino de baldosas amarillas que conduce hasta Oz, pues tu padrino vive allí, nunca lo abandonó

Esta foto es del día que os conocisteis, algún día te contará lo que pásó justo después de tomar la foto)

domingo, 23 de mayo de 2010

Ceremonia de bienvenida a Nur

El sábado 22 de mayo del año del Tigre, celebramos un ritual para honrar tu nacimiento. Contabas con un mes y tres días en este mundo. El lugar escogido por tu padre fue el Cañón del Río Lobos, la provincia de Soria, uno de los lugares de poder más bonitos de la península ibérica, por la gran intensidad de las fuerzas telúricas que despliega y por haber sido lugar de culto muy venerado desde los tiempos más antiguos.
Por la mañana te despertaste muy risueña y tranquila, ¡sabías que iba a ser un día muy especial...!
Cuando llegamos al lugar, nos encontramos abierta la iglesia de San Bartolomé, un lugar construido por los maestros templarios, lleno de símbolos y de misterio, y donde unos pentáculos con la punta hacia abajo, en los rosetones del templo, nos recordaban que en los tiempos antiguos allí se practicaba el culto a la Madre Tierra.

Dentro del templo, tu carita se llenó de asombro y reconocimiento, respirando la paz del lugar, sonriendo quizás porque sabías que estábamos allí por tí, y porque nos tenías preparadas hermosas sorpresas ese día.
En un momento dado, tu padrino David , de pie frente al altar mayor, improvisó un hermoso canto gregoriano con unos armónicos tan profundos que llenaron todo el espacio sagrado, envolviéndonos en una energía del recogimiento y de paz. Fuí a buscar a tu padre, que acababa de salir para cambiarte, y cuando regresamos los tres, David seguía cantando, e improvisó un bello Ave María, esta vez frente al altar lateral, delante de la Virgen de la salud, de quien tocaste el manto con tu manita.

Ese día estuvimos todos los que teníamos que estar. Con nosotros estaban los amigos que habían querido y que habían podido venir a pasar el día juntos y a celebrar contigo en este día tan especial. Cuando salimos del templo, compartimos ricos alimentos a la sombra de unos árboles. (¡Gracias Madre Tierra!)
Tú estuviste tranquila y risueña, disfrutando de la naturaleza y de la energía del lugar (durante todo el día comiste muy poco, pues parecías nutrirte del magnífico prana que se puede respirar allí).

Más tarde visitamos la Cueva Grande, una de las cuevas donde los antiguos realizaban sus ritos, y justo después, poco antes de que se pusiera el sol, tuvo lugar tu ceremonia de bienvenida en otra cueva, llamada Cueva de las Iniciaciones, rodeados de los espíritus del lugar, de las nubes de algodón, las enormes piedras, los pajaritos y las libélulas como testigos de la celebración.
Tú habías estado durmiendo hasta entonces, y abriste los ojos en el mismo momento en el que comenzó el rito. Fue un ritual precioso, y en él recibiste los regalos y dones que teníamos preparados para tí, recibiste formalmente tu nombre, fuiste reconocida y bendecida por los seres de los cuatro elementos y presentada al universo.
Durante el ritual, tus padrinos aceptaron con todo su corazón custodiarte y estar ahí para tí, y cantamos tu nombre, como una letanía, un susurro al viento, con un sonido que fluía de los corazones de cada uno de los que formábamos parte del ritual.

Y mientras, tú, mi pequeña, observabas todo lo que iba ocurriendo, totalmente conectada, con los ojos bien abiertos, relajada y feliz, como habías estado durante el resto del día. Estuviste muy activa y participativa, tocando con tus manitas los regalos que ibas recibiendo, conectando visualmente con cada uno de los que estábamos allí, hasta que terminó el ritual y, como no, necesitaste que te cambiáramos el pañal.
Te diré que tu padrino hizo una observación como poco, curiosa. De esas que sólo a él se le ocurren hacer... El día escogido para la celebración era un día especial, pues el 22 es un número maestro en numerología, día que el universo escogió para que coincidieran en Madrid tus dos padrinos, Khaoula y David.

Bien, esto ya lo sabíamos... pero lo más curioso, es que el valor numerológico de tu nombre, Nur, suma 17 (que suma 8), que es la carta de La Estrella del Tarot (que tiene ocho puntas)... bien, pues en esta celebración nos encontrábamos exactamente 17 personas. Y tú recibiste de tu padrino un colgante de oro con una estrella de ocho puntas grabada en él.

Y como siempre, rodeándote de magia, las libélulas nos acompañaron con su presencia a lo largo de todo el día, susurrando que, quizás, hace mucho, mucho tiempo, todos los que estábamos allí nos habíamos prometido volver algun día a juntarnos en el mismo lugar para celebrar algo muy, muy especial.

martes, 18 de mayo de 2010

Abrazando el llanto sanador

El tema del llanto ha sido y es motivo de atención constante desde que nació Nur, al princio lo pasábamos fatal intentando averiguar qué quería, a veces creíamos que tenía hambre y después de comer seguía llorando... Nos costó un poco aprender cuándo llora porque necesita comer, o tiene gases, o quiere que la cojamos y que bailemos... o porque necesita liberar su estrés a través del llanto sanador (y no es fácil, la verdad).

Cuando hemos comprobado que sus necesidades están cubiertas y que no le duele nada, dejamos llorar a Nur y liberar su estrés, permaneciendo siempre con ella en brazos, abrazándola suave y muy cariñosamente, dándole presencia y diciéndole que la queremos y que puede sentirse libre de expresar sus sentimientos. Ella llora durante un rato entre nuestros brazos, que puede ser entre 15 minutos y hora y media (alguna vez dos horas) haciendo pausas silenciosas de vez en cuando (este llanto es diferente a otros llantos), y luego se queda relajada y feliz. Después, a veces duerme como una marmota hasta que tiene hambre, y otras veces se queda relajada y espabilada mirando a su alrededor con sus grandes ojos bien abiertos y curiosos.

La pediatra de Nur, Mónica Delgado, nos recomendó un libro de Aletha J. Solter que profundiza mucho en el tema del llanto, se llama "Mi bebé lo entiende todo". ¡Para nosotros ha sido una bendición!
Así habla de los efectos secundarios que puede tener el no abrazar a un bebé cuando llora, o cuando se le deja llorar en soledad: ”... si se ignora a un niño mientras llora, puede minar la confianza que ha depositado en los padres, aprender que no puede contar con ellos cuando esté inquieto o alterado, también puede despertar sentimientos de indefensión , impotencia y miedo en el bebé y provocar problemas más adelante. ... puede hacerles sentir que no pueden influir sobre lo que les ocurre, crecer sintiéndose impotentes e indefensos, aparte de indignos, no merecedores de cariño e insignificantes.”

Esta teoría tiene muchos detractores, pues se entiende que para los padres puede ser muy difícil dejar llorar a su bebé, pero con Nur nos funciona. Igual que nosotros los "adultos" necesitamos llorar de vez en cuando, enfadarnos y gritar, igual lo necesitan los bebés. Así que le dejamos a Nur su espacio para llorar, mientras la abrazamos amorosamente y le decimos que lo está haciendo muy bien, que puede soltar, y luego se queda tranquila, despierta o dormida. Y feliz.
Cuando hay gente delante para mí es más didfícil, porque puede que me sienta juzgada, pues siempre hay alguien que sugiere algo...quizás tiene hambre, o a lo mejor tiene sed... ¿no tendrá sueño?...pero la verdad es que una madre o un padre conectado consigo mismo, puede conectar perfectamente con las necesidades de su bebé.

Poco a poco voy logrando saber cuándo Nur tiene hambre sin que llegue a llorar, solamente escuchando unos sonidos y gestos (¡Nur y sus manitas!) que sólo hace cuando tiene hambre. Para otras cosas, simplemente voy probando, aunque compruebo que el instinto maternal crece cada día y me posibilita el comunicarme mejor con mi hija.

Tanto Alex y yo somos terapeutas y hemos aprendido con los años a cuidar de nuestras necesidades emocionales para poder cuidar de las de los demás, pues es nuestra vocación y el camino de vida que hemos escogido, así que con nuestra hija no iba a ser menos.

Yo fui uno de esos bebés que no lloran nunca, quizás porque en su primera noche en el nido han aprendido que es inútil llorar porque nadie les va a hacer caso. Para la mayoría de los de mi generación fue así. No había que "malcriar" al bebé, y había que dejarlo para que "se acostumbrara".
Me gustaría que en la familia que estamos creando Alex y yo podamos llorar sin vergüenza y sientiéndonos queridos y comprendidos. Y creo sinceramente que permitiendo que Nur llore en mis brazos mientras la abrazo con cariño, ella crecerá sabiendo que no tiene por qué reprimir sus emociones, se sentirá segura con ellas, y sabrá que es amada y respetada por lo que es, con su luz y con su sombra.

Primer cumplemes de Nur

Ayer Nur hizo su primer cumplemes. Está más guapa cada día y más feliz, y me hace disfrutar de cada momento... a su padre y a mí se nos cae la baba.

La semana pasada fue nuestra primera semana solas después de que a Alex se le terminaran sus tres semanas de permiso por parternidad. Y la verdad es que fue una semana estupenda.
Disfrutamos de un par de visitas de amigos queridos que vinieron a conocer a Nur, y el jueves fue nuestro primer día con el grupo de crianza en Urdimbre, junto a otras mamás con sus bebés.

Alex está con nosotras por las mañanas, con lo que me da tiempo a arreglarme y a desayunar en condiciones; luego intento comer antes de que él se vaya y cuando lo consigo, tengo toda la tarde para disfrutar con mi pequeña. Ahora es todo mucho más caótico que antes de la llegada de Nur, pero me voy acostumbrando a este caos y empiezo a disfrutarlo... Por ejemplo, cuando fuimos al encuentro de crianza, quería llevar una ensalada de pasta para compartir, pero al llegar allí se me habían olvidado todos los ingredientes. Sólo llevaba la pasta hervida y unos huevos duros cortados. Cosas del puerperio, jajaja. Menos mal que ellas lo entendieron perfectamente.

Cada día conecto más con Nur y voy disfrutando más de su compañía, de jugar con ella, de los momentos de alimentarla, de inventarme canciones, de abrazarla, de quedarnos mirándonos a los ojos largos momentos fuera del tiempo y del espacio, de mirarla furtivamente mientras duerme, de escuchar sus ruiditos... de nuestros bailes y meneos... ella es una gran bendición, un milagro dentro de un cuerpecito de bebé, el regalo más grande que me ha dado la vida junto al amor que vivo con Alex... ¡Gracias Vida! ¡Gracias dios padre-madre!

sábado, 15 de mayo de 2010

Ternura...

‘¿De dónde vine yo? ¿Dónde me encontraste?’, pregunta el niño a su madre.
Ella llora y ríe al mismo tiempo, y estrechándolo contra su pecho le responde: ‘Tú estabas escondido en mi corazón, amor mío, tú eras su deseo.
Estabas en las muñecas de mi infancia; y cuando, cada mañana, yo modelaba con arcilla la imagen de mi dios, en verdad te hacía y deshacía a ti.
Estabas en el altar junto a la divinidad de nuestro hogar; al adorara, a ti te adoraba.
Has vivido en todas mis esperanzas, en todos mis amores, en toda mi vida y en la vida de mi madre.
El Espíritu inmortal que preside nuestro hogar te ha albergado en su seno desde el principio de los tiempos.
En mi adolescencia, cuando mi corazón abría sus pétalos, tú lo envolvías como un flotante perfume.
Tu delicada suavidad aterciopelaba mis carnes juveniles, como el reflejo rosado que precede a la aurora.
Tú, el predilecto del cielo; tú, que tienes por hermana gemela la prima luz del alba has sido traído por la corriente de la vida universal, que al fin te ha depositado sobre mi corazón.
Mientras contemplo tu rostro, me siento sumergida en una ola de misterio: tú, que a todos perteneces, te has echo mío.
Te estrecho contra mi corazón, temerosa de que escapes. ¿Qué magia ha entregado el tesoro del mundo a mis frágiles brazos?’


"La luna nueva", de Rabindranath Tagore

viernes, 14 de mayo de 2010

Mona

Anoche y por video-conferencia, mi querida hermana del alma Mona Valenas, le hizo a Nur la lectura de su carta de nacimiento.
Es un deleite escuchar a Mona, quien, siendo de Rumanía, posee un conocimiento del idioma castellano exquisito, y que además sabe expresar de manera hermosamente poética. Por eso me encantan sus cursos, su compañía y su presencia. Y porque trabaja con la energía del disfrute y de la Belleza. También disfruto muchísimo con su música, que puede transportarte ya sea a através del canto de los himnos sumerios que ella muy respetuosamente ha rescatado, o del idioma de los ángeles de John Dee, ambos lenguajes extrañamente hechizantes y trancendentales.

Mona es una mujer mágica y visionaria, y como Sacerdotisa del Mar, trabaja en conexión con los cetáceos y seres de luz del mar para la sanación de las aguas del planeta, de los mares y de los océanos, que representan el inconsciente colectivo y nuestra memoria ancestral.
Ella es una mujer de poder, que no teme bajar una y otra vez al inframundo, pues como la diosa Inanna, y esto es algo que tenemos muy en común ella y yo, sabe muy bien que cuenta con sus dones divinos para resurgir de cualquier lugar oscuro donde transite su alma.
Ella es madre soltera, primero lo fue de su hermosa hija Inanna, que nació en el agua y ahora tiene ocho años, y últimamente lo ha sido del caballero Lancelot, nacido en su casa de Famara, en la volcánica isla de Lanzarote en la luna llena del pasado 30 de marzo, muy cerquita del nacimiento de Nur, tal y como sugirió Mona hace dos años... "¿Te imaginas que nos quedamos embarazadas a la vez...?"

Hemos vivido nuestros embarazos paralelamente, y no puedo más que admirar y conmoverme enormemente la fuerza de Mona, su gran sensibilidad, su dulzura y su resistencia, cualidades que la hacen sacar adelante a sus dos hijos como una guerrera auténtica, desde la más absoluta entrega, donde no hay lugar para la queja ni para el resentimiento, y sí para la compasión y el amor incondicional.

Ella dice que es la energía de la Madre, que qué sería de este mundo sin este energía... y ciertamente siento lo mismo.
Gracias a su conexión con la energía de la Madre Divina, Mona puede manterner a sus hijos con la Magia, con la poesía, con la luz de las estrellas... pues ella vive de ello.

La fe en nuestra capacidades, el amor y la devoción por la vida, y la conexión con el divino principio femenino, pueden hacer de nosotras madres auténticas, madres coraje, madres fuertes y sanadoras que deciden educar a sus hijos en conexión y en armonía con la Naturaleza y con el Cosmos.

martes, 11 de mayo de 2010

Algunas personas me preguntan si Nur...

..."¿Es buena? ¿llora mucho?"
"Todos los niños son buenos", contesto. "Si lloran es por algo, no lo hacen por molestar..."
Los últimos diez días nos hemos dedicado entre otras cosas, a descifrar el lenguaje con el que se comunica Nur y a interpretar sus señales.

Algunos niños no lloran, pero lo hacen por alguna razón especial. Muchas veces es porque han decidido cuidar así a su madre. O protegerla. Yo no lloré.
Pero la mayoría de niños lloran, y gesticulan mucho, porque esta es su manera de comunicarse. También es la manera que tienen de soltar estrés... como los adultos, cuando lloramos...

Alex y yo hemos aprendido que cuando Nur llora es porque:
• Tiene hambre
• Tiene gases
• Demanda atención y mimos
• Necesita succionar
• Tiene sueño
• Le duele la barriga o está estreñida (ya ha pasado un par de veces)
• Libera su estrés

...A veces, las razones por las que llora un Nur quedan en el misterio... ella también tiene derecho a tener sus secretos !
El desafío constante consiste en adivinar cuando llora por una cosa o por la otra, y si no, en aceptar que a veces, Nur llora por alguna razón misteriosa que sólo ella conoce, y que es un alma libre, libre para llorar, libre para gritar y para expresarse.
Y respirar... y darle mimo, calor humano, comprensión y presencia permaneciendo disponibles.
Y envolverla en AMOR, sabiendo que ella es amor, y que viene del amor...

A veces los bebés lloran las lágrimas que no ha llorado la madre, o las que no llora… es decir, los bebés manifiestan a su manera los sentimientos que la madre no exterioriza, pues están fusionados emocionalmente con ésta y viven completamente dentro de los campos energéticos de la madre.
Laura Gutman explica muy bien este fenómeno en su libro "La maternidad y el encuentro con la propia sombra" :

"El bebé se constituye en maestro, en guía, gracias a su magnífica sensibilidad y a su estado de fusión con la madre o persona que la suplante. Siendo tan puro e inocente, no tiene aún la decisión consciente de relegara la sombra los aspectos que cualquier adulto despreciaría. Por eso manifiesta sin tapujos todo sentimiento que no es presentable en sociedad. Lo que desearíamos olvidar. Lo que pertenece al pasado. El bebé se convierte en espejo cristalino de nuestros aspectos más ocultos. Por eso, el contacto profundo con un bebé debería ser un período para aprovecharse al máximo. [...] En la medida que una mujer se hace cargo de su propia sombra, investiga, se cuestiona... libera al hijo de la manifestación de esa sombra."

Si la madre es capaz de hacerse consciente de sus sentimientos en cada momento, puede evitar así el llanto innecesario del bebé, y ayudarle a que se desvincule de lo que está sintiendo, lo que se consigue explicándole al bebé, en primera persona, como se siente una y que nada tiene que ver con él, y que la madre puede hacerse cargo de estos sentimientos por sí misma.

Y el bebé entiende. Y colabora. ¡Son tan sabios!
Durante las últimas semanas, he podido comprobar que esto efectivamente es así, y poco a poco voy aprendiendo a vivir en este estado de fusión, de unión tan profunda que existe entre un bebé y su madre. Y como siempre, sigo buceando en mi sombra, en mis profundidades... mientras vivo uno de los momentos más hermosos y conmovedores de mi vida...

domingo, 9 de mayo de 2010

She loves dancing!

Una de las sensaciones más increíbles que he sentido con Nur hasta ahora ha sido bailando. ¡Le encanta que bailemos juntas!
Además, y no sé si es por su nombre, que viene de oriente, le encanta la música árabe, los ritmos de la darbuka y del laúd...
Cuando bailamos juntas, ¡siento que este ser ha venido a desterrar de mi vida cualquier cosa que no sea gozo y disfrute!

viernes, 7 de mayo de 2010

¡Gracias maestra!

Todo es diferente para mí ahora.Entre otras cosas, mi cuerpo lleva dieciocho días sangrando, y hoy a vuelto a escocer, y me ha hecho parar de nuevo, y conectar otra vez con la quietud y la calma que me ofrece este momento de mi vida, y que a veces me olvido de honrar y agradecer.
Causal-mente, cuando he parado y he conectado con mi cuerpo, ha dejado de escocer.

Todo es diferente para mí ahora. Ya no miro sólamente a través de mis ojos, sino que veo a través de los ojos de Nur, siento a través de su piel, oigo lo que ella oye...
Ahora soy una mamá-bebé, y esta experiencia me trae por completo a mi mundo interior... donde me doy cuenta de que una parte de mí todavía resiste, haciendo planes, queriendo estar activa como antes de ser mamá (es el miedo a lo desconocido, a lo nuevo...) y me vienen las palabras apertura, rendición, recogimiento... estoy tomando conciencia ahora de que ya no soy sólo madre, sino que también soy bebé. Y Nur me lo recuerda a cada instante, pues sólo quiere estar conmigo. En el calorcito que ella conoce, en el olor que le da seguridad y confianza. Y cuando me separo unos minutos, yo también quiero estar de nuevo con ella. Piel con piel. Corazón con corazón.
Es como si su reclamo me dijera: "Mamá, conecta contigo, acepta y honra este momento de recogimiento, de descanso en tu cuerpo, en tí misma, conozcámonos y transitemos este pasaje juntas, porque este momento no se va a volver a repetir..."

Y en esta nueva dimensión de la existencia me encuentro a mí misma, transparente y sin velo. Con mi alma desnuda, que ahora sólo Nur puede leer e interpretar, como una gran maga, llena de sensibilidad, desde su alma pura que me refleja constantemente.Por eso la amo más y más cada día. Y porque me hace volver en mí una y otra vez, y porque me enseña a profundizar en el lenguaje de las hadas, el lenguaje del silencio, el lenguaje del corazón

¡Gracias maestra!

miércoles, 5 de mayo de 2010

Alimentar con amor

La Lactancia Materna es Mucho Más que Leche

 La Lactancia Materna es Mucho Más que Leche es un Carnaval de Blogs iniciado por Amor Maternal para celebrar la Semana Mundial de la Lactancia Materna e invitar a la reflexión acerca de todas las dimensiones en las cuales podemos concebir la lactancia materna, todos los ámbitos de la vida en los cuales puede afectar tanto al ser humano, como a la sociedad, al planeta, las relaciones interpersonales, etc.




Han pasado 16 meses desde que escribí el siguiente post, y con motivo de esta preciosa iniciativa he decidido incluirlo en esta cadena...
El año pasado, en el VII Congreso FEDALMA de Asociaciones y Grupos pro Lactancia Materna, en Alcalá de Henares, Mónica Delgado, pediatra neonatóloga, contó nuestra historia, la mía y la de Nur, la que yo cuento en el siguiente post. Hasta el momento no tengo nada más que añadir, solamente que las razones por las que no relacté son tan poderosas como íntimas y no he creído necesario hacerlas públicas.
Lo que puedo compartir aquí es que Nur todavía es "lactante", es decir que aunque come sólidos, me pide sus bibes diarios y yo se los doy en intimidad y en profunda conexión con aquello maravilloso que nos une...
Con todo mi amor dejo este post, para que mi hija lo lea, si quiere, cuando sea mayor, y para quien quiera leerlo con el corazón y sin juzgar:
"Yo siempre digo que a veces la divinidad nos pone una venda en los ojos para que atravesemos experiencias que nos traen grandes lecciones de vida. El puerperio, en mi caso, ha sido una de ellas.
Durante los nueve meses que duró mi embarazo me estuve preparando para el parto, pero no se me ocurrió que lo que venía después requería todavía más preparación...

Mi primera semana como mamá de Nur, estuvo llena de una dicha extraordinaria por ver la carita y el cuerpecito de nuestra amada hija, pero también de sombras, de rompimiento de viejas estructuras y de oscuridad.
El primer día no fuí consciente de que verdaderamente había entrado de lleno en otra dimensión hasta que vino Mónica Delgado, la pediatra de Nur.

Yo empezaba a darme cuenta de que Nur tenía dificultades para comer, o yo para darle el pecho, y Mónica le hizo una sesión de terapia sacro-craneal a la pequeña para liberala de la tensión y el estrés que le podía haber causado su nacimiento y sus primeras horas en este mundo. Fue alucinante ver cómo Nur reaccionaba al tratamiento, cómo su cuerpecito y su energía se iban transformando. Después del tratamiento, se quedó dormida y exhausta en mi regazo, descansando de la intensidad de su primer día y del encuentro con Mónica.
Tras la visita de Mónica empecé a despertar a mi nuevo estado, a tomar conciencia de que mi hija ya estaba aquí, de que me necesitaba, de que tenía que cuidar de ella. A Nur le iba a costar un poco aterrizar, le iban a costar los comienzos... como a su madre.

Los días que vinieron después estuvieron llenos de felicidad por la bendición de tener a nuestra hija con nosotros, y también de lucha, de oscuridad y de sombras, por las que estuvo transitando mi niña interior, mi niña-bebé, reflejada en la carita de Nur, y en mi desesperado intento de amamantarla, de alimentarla... Finalmente y después de siete días muy duros, conocí a Gema, presidenta de Multilacta, una asociación de apoyo a la lactancia materna. Gema venía a traerme un saca-leches que le habíamos alquilado, pero la sorpresa fue que además, ella me informó detalladamente de cómo tenía que amamantar al bebé, de cómo funcinan los instintos de éste, y de cómo funcionan los instintos de la madre. Donde el sacaleches no llega, donde tú no llegas sacándote leche manualmente, el bebé sí llega. Y no es verdad que una mamá no tenga leche. Siempre hay leche. Y el bebé la encuentra. Tal para cual. Un engranaje perfecto. Y esto me lo contaba una mujer que conoce hasta 270 posturas para amamantar, que ha sido madre de dos pares de gemelos, tan conectada a sus instintos de mujer-madre-mamífera, que sólo de estar junto a ella se te despiertan los tuyos.

Cuando Gema se fue de casa, yo estaba muy animada, y recuperé el apetito rápidamente, me entró un hambre voraz, y sentí una confianza renovada en la naturaleza del cuerpo de la mujer y del bebé, que están conectados desde el nacimiento de éste.

El problema fue que ya era demasiado tarde... cuando a última hora de la tarde empezó a sangrarme un pecho, Alejandro y yo estábamos tan exhaustos física y psicológicamente, que yo me rompí y tuve que reconocer que no teníamos más fuerzas, que nuestra hija necesitaba comer (llevaba varios días suplementándola con suero isotónico y agua glucosada) y que lo mejor que podíamos hacer era darle el biberón. Así que nos pusimos en contacto con Mónica quien nos dijo qué leche y comprar, así que bajamos a la farmacia (era ya medianoche) y compramos unos biberones y leche para bebés.

Las horas y días siguientes me estuve preguntando "¿podía haberse evitado este sufrimiento?" "¿y si hubiera conocido a Gema antes?" "¿y si hubiera...?" "¿he hecho mal, he hecho bien?"... pero fueron pasando las horas (esto es un aprendizaje intensivo) y me he ido sintiendo cada vez más y más feliz de poder alimentar a Nur, y he aprendido muchas cosas... entre otras, que me podía haber informado mejor sobre la lactancia desde el principio, que la primera hora de vida de un bebé es cuando más fácilmente se "engancha" al cuerpo de la madre y que es muy recomendable que mame entonces, que a las mujeres que no hemos mamado leche materna nos cuesta un poco más amamantar después, o que no estoy tan conectada con mis instintos como yo creía. Pero lo más importante que he aprendido, es que los bebés se alimentan no sólo de la leche, sino del amor y del humor de la madre, de su energía, del contacto físico con ella, de su aura.

Que no siempre "lo mejor" es lo que nosotros "creemos", sino que "lo mejor" es siempre "lo que es", y que la aceptación y la rendición a "lo que es", nos hace humildes y agradecidos, y por tanto crecemos en amor y entrega. ¿Acaso no se trata de eso la maternidad?

Como dice Frédérick Leboyer, en su libro "Shantala":

"Los bebés tienen necesidad de leche,
sí.
Y de recibir caricias.
Pero más todavía de ser amados.
Es necesario hablar a su espalda,
es necesario hablar a su piel,
que tienen hambre y sed
igual que su vientre."

Ahora me siento inmensamente agradecida a la vida por todas las experiencias que me permiten aprender y crecer cada día, y en esta ocasión especialmente, a Ileana, doula y amiga, por su apoyo y comprensión, por su presencia cariñosa y bondadosa y por habernos puesto en contacto con una red de mujeres y profesionales alucinante; a Mónica, por su profesionalidad impecable, por sus consejos, por su respeto inmenso, su comprensión y su sabiduría; a Gema, por transmitirme la confianza en mi hija y en la sabiduría de mi cuerpo de mujer; a Marina, por haberme puesto en contacto con Gema y por los recursos ofrecidos (entre ellos el acceso a un banco de leche materna), a Graciela por sus ánimos, a las amigas que nos trajeron comida sin pedirnos nada durante aquellos duros momentos en los que no teníamos tiempo casi ni para ducharnos, a Begoña como siempre por su apoyo incondicional y su presencia constante y amorosa, a Alex por vivir conmigo todo este proceso y estar al 200% con toda su fuerza, compasión y amor incondicional; y ,sobre todo, a mi amada hija Nur, quien me está enseñanado cosas valiosísimas cada minuto y que es la mayor bendición que me ha dado la vida hasta ahora.

¡Te quiero mi amor!"



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sábado, 1 de mayo de 2010

Un parto largo... pero en casa

"Sí, tu parto fue largo... pero en casa", me dijo rotunda Gema, de Multilacta.

En un hospital, difícilmente hubiera podido tomarme tanto tiempo para parir (o Nur para nacer, depende de por dónde se mire). Para empezar, seguramente me lo hubieran adelantado al viernes, que es lo que se suele hacer para evitar las guardias en fin de semana.

Por otro lado, me ahorré un rasurado, un enema, un goteo de oxitocina artificial para acelerar las contracciones que hubiera causado contracciones más dolorosas e intensas, epidural y posible episitiomía. Además de, entre otras cosas, el estar tumbada en una camilla con las piernas abiertas y expuesta a que cada dos por tres una persona diferente me hiciera un "tacto" vaginal, soportando la molestia de las contracciones en la misma postura, sin poder comer, ni beber...

Es posible tener un parto natural y humanizado en el hospital, en algunos hospitales se respeta a la parturienta y sus ritmos, pero en España todavía son muy pocos y hay que tener suerte, como la que han tenido mis amigas mallorquinas, quienes han parido todas en el hospital de Manacor. En Mallorca también se respeta el parto natural en el hospital de Son Llatzer y últimamente en el de Inca, donde ahora hay hasta una bañera de partos.

Yo he parido en Madrid, donde la mayoría de los hospitales salvo unos pocos, tienen unos rígidos y duros protocolos hospitalarios que respetan muy poco a la parturienta, y mucho menos al bebé. A la mujer que va a dar a luz se la trata como a una enferma, se le sienta en una silla de ruedas y luego se la tiene tumbada (que es como más duelen las contracciones) con las piernas abiertas, sin poder comer ni beber, mientras que a cada rato aparece alguien para hacerle un tacto.

Al dar a luz en mi casa, pude disfrutar de estar con mi pareja donde me iba apeteciendo en cada momento, del calorcito de nuestra cama, del olor familiar a incienso, de entrar y salir de la bañera, de comer y beber cuanto y cuando quisiera (aunque estando de parto se me fue el apetito), de cambiarme de postura las veces que lo necesité, de la pelota de partos (¡bendita!), de tomarme mi zumito de placenta... y sobre todo, Nur nació en un entorno mínimamente agresivo para ella, donde las luces brillaban muy tenues, las voces y los sonidos eran suaves y amorosas, y donde el contacto con su madre fue facilitado desde el primer momento, pudiendo dormir juntas, en la misma cama, piel con piel, para que su llegada a este mundo se realizara suavemente...

Mis amigas me preguntan si dolió...
Durante los nueve meses del embarazo, intenté preparame para un parto sin dolor, placentero y gozoso (también me preparé mentalmente por si finalmente tenía que ir al hospital, aceptándolo de antemano, pues hubiera sido por causa mayor), pero sobre todo, quise llegar al día del parto relajada y con conciencia. Creo que este punto es el más importante. Se puede parir en un hospital con mucha conciencia, y tener un recuerdo maravilloso de ese momento.

Así que sobre el dolor puedo decir que a mí sí me dolieron las contracciones, y que mi parto fue diferente a cualquier cosa que hubiera podido imaginar... no necesité puntos, y para mí fue naturalmente maravilloso. Humano, salvaje, íntimo y misterioso. Un rito de pasaje del alma, una iniciación, cuya forma no se revela hasta que se vive, con conciencia, con intensidad, con amor.

Hablando de mi experiencia personal, sí hay dolor, pero no tiene por qué haber sufrimiento. El trascender el dolor, el ir más allá de una misma, del miedo, de la idea preconcebida de cómo debe ser el parto, de nuestras creencias... es una iniciación que merece ser vivida con toda la conciencia, con cada célula y con cada centímetro de piel que se estira y en algunos casos llega a romperse... como la estructura emocional de la mujer, que ya se convierte en madre para toda la vida.

Me gusta mucho cómo habla del parto Laura Gutman, psicoterapeuta especializada en maternidad, lactancia y vínculos familiares y autora de varios libros muy recomendables para mamás y futuras mamás. Este es un extracto de su libro "La maternidad y el encuentro con la propia sombra":

"[...] Es una pena que la mayoría de los partos los atravesemos con muy poca conciencia de nuestros poderes y limitaciones, ya que vivirlos a pleno nos permitiría también quebrarnos a pleno. Porque el parto es eso: un corte, una apertura forzada, igual que la irrupción de un volcán que gime desde las entrañas y que al despedir sus partes profundas rompe necesariamente la aperente solidez, creando una estructura renovada. [...]
Atravesar un parto es preparase para la erupción del volcán interno, y esa experiencia es tan avasalladora que requiere mucha preparación emocional, apoyo, compañía, amor, comprensión y valor por parte de la mujer y de quienes pretenden asistirla.

De manera lamentable, hoy en día consideramos el parto como un acto puramente corporal y médico. Un trámite que, con cierta manipulación, anestesia para que la parturienta no sea un obstáculo, drogas que permiten decidir cuándo y cómo programar la operación, y un equipo de profesionales que trabajen coordinados pueda sacar al bebé corporalmente sano y felicitarse por el triunfo de la ciencia. Esta modalidad está tan arraigada en nuestra sociedad que las mujeres ni siquiera nos cuestionamos si fuimos actrices de nuestro parto o meras espectadoras. Si fue un acto íntimo, vivido desde la más profunda animalidad, o si cumplimos lo que se esperaba de nosotras."