Mientras todavía permanecemos unidos en nuestra tarea de iniciación, de viaje, en mí se mezclan la ilusión y inmensa alegría que siento cuando pienso en dar a Luz, con la impaciencia y con profundos miedos que emergen desde mis profundidades, mientras quedan días, horas, para verle la cara al recién nacido, al ser que me ha estado acompañando durante todas estas lunas, al ser que ha habitado mi cuerpo durante todo este tiempo, al hijo...
Me preparo para mi nacimiento como mamá-bebé... y al mismo tiempo que siento la necesidad de abrirme a la entrega total, conecto también con estos miedos que surgen de la oscuridad... miedo a perder la vida que tengo ahora, a perderme a mí misma, a dejar de ser yo... miedo a la muerte por la que necesariamente tengo que pasar en este rito de pasaje tan importante como es el paso a la maternidad.
Me preparo para mi nacimiento como mamá-bebé... y al mismo tiempo que siento la necesidad de abrirme a la entrega total, conecto también con estos miedos que surgen de la oscuridad... miedo a perder la vida que tengo ahora, a perderme a mí misma, a dejar de ser yo... miedo a la muerte por la que necesariamente tengo que pasar en este rito de pasaje tan importante como es el paso a la maternidad.
...Y este miedo, esta muerte, me produce cierto estrés, lo cual me hace retener al bebé dentro de mí unas horas más, unos días más... por favor... ¿qué será de mí ahora? ¿cómo me voy a manejar en esta nueva vida? ¿dónde quedará mi independencia?
Programo actividades que me hagan sentir que sigo siendo activa, que seguiré siendo la misma que soy ahora... y mientras tanto, en el presente que me estoy perdiendo, esta realidad está cambiando, como la espiral de un laberinto en el que el núcleo permanece intacto, en paz con el mundo, en paz con los cambios, en paz con lo que es ahora... un centro que ahora empiezo a vislumbrar...
En esta espiral del alma en la que me encuentro existe una necesidad de evadirme, de reafirmar mi individualidad, mi independencia... de que mi yo no se escape... de que no se pierda en este sinuoso laberinto del alma en el que estoy penetrando... un laberinto donde me reencontraré una vez más conmigo misma, y donde el arquetipo de la Madre me espera, quieta, generosa, apacible y paciente en el centro del laberinto, para regresar a la vida más fuerte, más amorosa, más entregada a mi nueva realidad... con un nuevo compañero de viaje, un nuevo amor, un Hijo...
Programo actividades que me hagan sentir que sigo siendo activa, que seguiré siendo la misma que soy ahora... y mientras tanto, en el presente que me estoy perdiendo, esta realidad está cambiando, como la espiral de un laberinto en el que el núcleo permanece intacto, en paz con el mundo, en paz con los cambios, en paz con lo que es ahora... un centro que ahora empiezo a vislumbrar...
En esta espiral del alma en la que me encuentro existe una necesidad de evadirme, de reafirmar mi individualidad, mi independencia... de que mi yo no se escape... de que no se pierda en este sinuoso laberinto del alma en el que estoy penetrando... un laberinto donde me reencontraré una vez más conmigo misma, y donde el arquetipo de la Madre me espera, quieta, generosa, apacible y paciente en el centro del laberinto, para regresar a la vida más fuerte, más amorosa, más entregada a mi nueva realidad... con un nuevo compañero de viaje, un nuevo amor, un Hijo...
5 comentarios:
Me gusta mucho cómo describes ese miedo a perder tu independencia y ese torbellino, te ha quedado muy poético y es porque lo escribes ya desde la paz, se nota...
Fue muy fuerte, porque ese día me desperté con la conciencia clara de que yo estaba retrasando todo, y de que había llegado la hora de "sacar" ese "tapón"...
Me llevó todo el día de meditar y reflexionar sobre los miedos que tenía para comprender el miedo principal, y después de escribir sobre ello lo ví todavía con ma´s claridad... a las pocas horas, dos o tres a lo sumo, empezaron las contracciones de pródromos (pre-parto).
Había llegado la hora. Y Nur me había despertado por la mañana diciéndome: "espabila mamá, que ya llego, despierta a tus miedos!"
¡Qué guay! Menuda pedazo de maestra va a ser Nur, ¡puro fuego! Fuego en su nombre, en signo solar, en su ascendente... Aries ascendente Sagitario, ¡como su tita Begoña! ;-))
Hermoso Noraya... gracias por compartir esos sentimientos encontrados tan profundos y reveladores. Un fuerte abrazo
¡Gracias Cocolina!
¡Qué divertido ir encontrando tus comentarios cuando no lo espero!!
Un abrazo!!
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