Ya queda muy poquito. Estoy en la semana 38... puede ser en cualquier momento... y no sé si esto es normal, pero me siento en calma y en paz... y al mismo tiempo unas ganas enormes de mirarle a los ojos, de esa primera mirada de reconocimiento... de darle la bienvenida y tocarle la manita... ¡qué poco queda ya mi amor...!
miércoles, 31 de marzo de 2010
La mujer da a luz, el bebé nace
Ya queda muy poquito. Estoy en la semana 38... puede ser en cualquier momento... y no sé si esto es normal, pero me siento en calma y en paz... y al mismo tiempo unas ganas enormes de mirarle a los ojos, de esa primera mirada de reconocimiento... de darle la bienvenida y tocarle la manita... ¡qué poco queda ya mi amor...!
Integrando el divino femenino
Todo lo que he aprendido al trabajar con mi energía yin, a través la exploración de la organicidad de mi cuerpo, y a través de intentar poner la feminidad consciente al servicio de lo cotidiano, ha sido y es, un trabajo lento (yin) pero seguro. No se pierde nada, sino que se aprende a acojerlo todo.
El descubrimiento de la riqueza que el principio femenino (Shakti) aporta a mi vida, con el movimiento y las profundas transformaciones que ello conlleva, me ha llevado a encontrarme con mujeres maravillosas portadoras de una gran sabiduría femenina, y de las cuales me siento orgullosa y muy honrada de poder aprender.
En una de las prácticas trabajamos con la diosa Kali, y pude conectar con ésta divinidad como nunca antes lo había hecho. Desde entonces ha dejado de parecerme aterradora y furiosa, y la siento como una manifestación de la Madre Divina en su aspecto más compasivo... pues como dice Parvathi, "para Kali todo es nirvana: el sufrimiento ella lo transforma en nirvana, el dolor, la furia... todo lo transforma en nirvana".
Nacimiento con delfín
martes, 30 de marzo de 2010
Viviendo en el útero materno
Estas mujeres recibían el mismo tratamiento en sus casas por parte de sus familiares y amigos. La casa de una embarazada se limpiaba a fondo, y se eliminaban de ella todos aquellos objetos que fueran inarmoniosos dejando solamente los objetos bellos en los que la mujer se pudiera recrear. Esto se hacía también en Japón.
Las mujeres embarazadas eran tratadas como diosas, pues existía ya una conciencia de la importancia de la vida prenatal del bebé, y de que éste se impregnaba de todo lo que vivía su madre durante su gestación.
Hoy muchas personas se olvidan de que la mujer embarazada está extremadamente sensible, que se siente más vulnerable que nunca, y que necesita mimos, cuidado y aceptación.
Nosotras podemos hacer que nuestra casa sea nuestra propia clínica prenatal, implicando a nuestra pareja , familiares y amigos en ello, dentro de lo que nos sea posible, claro. El mundo continúa allá afuera de nuestro mundo de hormonas, de barrigas, de cambios. Pero nosotras podemos crear nuestro propio paraíso, rodeándonos solamente de las cosas, lugares y personas que nos hagan sentir paz y armonía.
El padre, presencia amorosa y protectora
Hasta entonces, siempre pensé que un embarazo es algo de la mujer, y sólo de la mujer, en donde el hombre es quien pone una semillita y ya está, ya que es ella quien lleva a su hijo en la barriga, la que tiene los cambios hormonales, la que pare... pero entonces llegó mi embarazo, con los cambios emocionales y físicos que conlleva, con sus hormonas... y descubro feliz y maravillada que la presencia amorosa de Alex, con su constante apoyo, mimo, paciencia y comprensión son el otro pilar para que ésta aventura fluya en armonía con el cosmos.
Hay muchas mujeres que tienen que llevar sus embarazos sin su pareja, o porque no la tienen o porque ésta no termina de encontrar su sitio en éste océano de emociones y de cambios que devienen con ésta experiencia; también todo mi profundo respeto y amor para las muchas mujeres valientes que deciden llevar adelante sus embarazos ellas solas, pues son mujeres fuertes a las que estoy segura que el universo apoya y mima en compensación al arrojo de ser ellas mismas y de convertirse en padres/madres a tiempo completo.
Existen sociedades matriarcales donde las redes de apoyo entre mujeres son amplias y fuertes, y la figura del padre queda obviamente en un segundo plano, a veces la figura del padre es prácticamente inexistente. Y es así como debe ser, dado el cómo están estructuradas éstas sociedades, pero en nuestra cultura, y más en las ciudades, y en nuestro modo de vida occidentalizado, siento que la figura paterna es muy importante en la tarea de traer a un hijo al mundo.
Lo que yo he aprendido, y lo que he vivido, es que el padre, en nuestra cultura, proporciona una presencia guardiana y amorosa, es un protector, tanto para la madre como para el bebé. También él tiene su papel, su proceso, su aprendizaje.
También él se enfrenta con su sombra, con sus miedos, con su fuerza, con su resistencia.
Me siento muy afortunada y agradecida al cosmos por permitirme experimentar la plenitud de compartir éste proceso junto al hombre que amo, Alejandro, quien ha estado y está creciendo conmigo en éste momento tan importante para nosotros.
Te quiero mi amor
Ileana
Actualmente, las doulas hacen éste papel de mujeres "que acompañan" en las ciudades, donde éstas redes naturales de apoyo entre mujeres prácticamente se han perdido.
Tengo que darle las gracias a Ileana por habernos invitado a participar en dos seminarios del curso de formación de doulas de Madrid que me resultaron muy positivos y donde me he sentido en familia, rodeada de mujeres fuertes y valientes, y donde he fortalecido mi seguridad en la sabiduría del cuerpo de la mujer.
También para los hombres que deseen conocer y comprender más el mundo de la mujer a través de lo que ésta experimenta en la vivencia de un embarazo y de un parto.
El desconocido mundo de la embarazada
Aún así, fue un agosto extraño, conviviendo con esta polaridad emocional y permitiendo que todo esto se expresara a través de mí, en las tres últimas semanas del agosto más caluroso y seco que recuerdo haber vivido en Madrid.
Aprendí entonces que tenía que confiar en la Naturaleza de mi cuerpo, que el cuerpo femenino está hecho para parir, y que las hembras llevamos miles de años haciéndolo, que es algo NATURAL, y que así debía vivirlo.
En septiembre todo se equilibró. Retomé los masajes metamórficos tras el parón de agosto (herramienta terapéutica maravillosa que ma ha servido de timón para trabajar conmigo los ultimos 12 años), y a asistí a algunas clases de preparación al parto en Más Natural , donde Cristina, con su entusiasmo, y con una energía y una fuerza maravillosas, me dió las claves que necesitaba para poder llevar adelante un embarazo consciente. Y habló de algo muy importante para mí, con lo que mi ser resonaría intensamente: que las mujeres debemos recuperar el poder sobre nuestros partos.
En los últimos años se han medicalizado tanto los embarazos y los partos, que muchas mujeres se han acostumbrado a darles el poder sobre sus partos a los médicos, desconectándose ellas de su naturaleza de "hembras mamíferas", naturaleza programada para sacar adelante un embarazo y un parto perfectamente sano y natural.
Muchas mujeres no sólo aceptan, sino que piden un embarazo programado, a ser posible que incluya epidural (a veces hasta cesárea), para no sentir dolor, con lo que se desconectan totalmente de uno de los momentos más intensos y hermosos en la vida sexual de la mujer.
Grupos como la asociación "El parto es nuestro", o como la Plataforma Pro Derechos del Nacimiento , trabajan para que la mujer recupere sus derechos y para que pueda elegir cómo quiere parir, encontrando las opciones que respeten más a la madre y al bebé.
"España es uno de los países con más retraso en la implantación de las recomendaciones de la OMS para atención al parto (unos veinte años de retraso), y eso tiene como consecuencia un incesante incremento del número de cesáreas y de partos instrumentalizados. Sólo unos cuantos hospitales han tomado medidas para modernizar sus protocolos y adaptarlos a las normas de la OMS"
Así que Alex y yo teníamos más claro que nunca que queríamos que nuestro hij@ naciera en casa, siempre que yo llegara al parto "en salud", es decir sin ninguna contraindicación para ello que demandara una atención médica especializada.
Empecé a ser consciente de que lo único que necesitaba era confiar en la sabiduría de mi cuerpo, y que el tener información (que no sobre-información) de este hermoso proceso natural que se estaba dando en mi cuerpo, me daba tranquilidad y paz.
Uno de los pocos obstetras que trabajan "por libre" en Madrid atendiendo partos en casa, es Emilio Santos, quien desde el centro Urdimbre lucha pacíficamente apoyando el parto natural y en casa, y proporcionando todos los servicios que una embarazada pueda necesitar durante las diez lunas que dura el embarazo (sí, son diez lunas ;-).
Con Emilio y con Graciela, quien hasta hace poco ha sido su comadrona, hemos tenido un embarazo mimado y cuidado, basado en el más profundo respeto hacia la madre y hacia el bebé, y solamente con las pruebas médicas que han sido absolutamente necesarias... en ellos he encontrado comprensión y he podido sentirme libre y dueña de mi propio proceso. Mi más profunda gratitud hacia ambos.
lunes, 29 de marzo de 2010
Mallorca y el rumor de las libélulas
Nuestros veranos en Mallorca son tranquilos, dulces, llenos de atardeceres y de noches estrelladas... son veranos de agua, de arena, de siesta, de pinos y de pamb´oli.
El verano en el que tú viniste no fue distinto, y fue muy muy feliz. Yo no sabía que acababa de quedarme embarazada (de hecho todavía no sé si fue allí mismo donde ocurrió), pero no hacía más que comentar: "¡qué barriguita que tengo éste verano, qué raro!"
Tuvimos visitas memorables, nuestra queridas Gema y Emma y mi hermanita del alma y tu madrina, Khaoula. Lo pasamos en grande. Grandes y abundantes desayunos, comidas deliciosas, baños en las calas más azules y tranparentes... fueron días de celebración, de compartir, de jugar.
Y la magia se sentía en el aire. Constantemente. Aparecían libélulas en todos lados, y yo decía: "Hay magia en el aire, las libélulas nos quieren decir algo"... y no se me ocurría que tú ya estabas allí, como una semillita en mi vientre... no descifraba todavía el rumor de las libélulas...
Concepción y regreso a lo femenino
Hace poco más de un año, y tras casi 7 años de matrimonio y amor infinito con Alex, decidimos que había llegado el momento de abrir un espacio en nuestro mundo para un nuevo ser, una nueva luz que iluminaría aún más nuestras vidas. Para mí la maternidad se presentaba y se presenta como un camino lleno de aprendizaje y de Sabiduría de la Naturaleza, de la Vida, y siento que los hijos vienen a enseñarnos y a armonizar en nosotros aquellas partes de nuestra alma que están separadas u olvidadas, y que es necesario integrar para completar nuestro "puzzle".
La primera lección no se hizo esperar.
Por mi naturaleza yang y mi pasado de guerrera, y porque me encontraba en una época bastante centrada en lo material, desde el principio quise "controlar y programar" éste embarazo, escojiendo las fechas que a mí "me venían bien" y creyendo que yo era alguien para escojer el signo astrológico de mi bebé... pensando únicamente en mí, claro.
Tardé unos meses en tomar conciencia de que tenemos que abandonar el deseo de controlarlo todo, ¡sobre todo en éste caso, donde otra alma está implicada, donde todo el cosmos está implicado, pues un nacimiento es, según mi manera de ver las cosas, un gran acontecimiento cósmico!
...Y así fui regresando a la Madre... a lo femenino, que por circunstancias había tenido algo abandonado en los últimos meses. Me abrí, literalmente, a lo femenino en todas sus versiones, en todas sus formas, y muy especialmente a lo que representa en cuanto al juego, a la rendición y al disfrute.
Así fueron los meses en los que fue concebido nuestro bebé; gozosos, curiosos, fueron momentos de apertura y de transmutación, de re-descubrimiento de mi cuerpo, de la sensualidad, del juego y de la confianza en lo que no se ve... agradezco mucho los encuentros que tuve en aquellos meses aquí y más allá, sobre todo a partir del Equinoccio de Primavera, y que me ayudaron a crecer, a sanar y a comprender y poner más conciencia en todo el proceso.
Empezaba a sentir como mi cuerpo se iba preparando, de manera natural, para recibir la maternidad. Mis caderas se fueron abriendo y ensanchando (lo cual resultaba bastante molesto, la verdad), y algo se movía energéticamente en mi vientre, pues estuve muy movilizada sobre todo en la primavera del 2009.
Causalmente me encontraba estudiando una de mis pasiones, Ampuku, un tratamiento manual originario de Japón centrado en el abdomen, y enfoncado sobre todo en los conflictos emocionales y mentales, pero también como tratamiento para fertilidad, que merece una entrada propia en el blog.
Para mí, el momento de la concepción (no confundir con fecundación) llegó en el Solsticio de verano, en París. Fue un momento muy mágico, en el que tanto Alex como yo sentimos la presencia de alguien más con nosotros, compartiendo una unión muy especial que teníamos en aquel momento. Fue como un "acoplamiento a tres", un momento de mucha conexión, un momento muy amoroso y eterno...
Todavía pasarían dos o tres semanas para que se produjera la "fecundación", o sea, lo que se suele llamar "quedarse embarazada", pero nunca olvidaré el hermoso momento que vivimos en la ciudad de la luz, la ciudad del amor... Una ciudad también dedicada a la Diosa Isis, Diosa Madre, también llamada "Gran Maga", "reina de los Dioses", "Fuerza fecundadora de la Naturaleza", "Diosa de la maternidad y el nacimiento"...
¡si al final va a ser verdad que los niños vienen de París...!