miércoles, 31 de marzo de 2010

La mujer da a luz, el bebé nace

Al leer el libro "Por un nacimiento sin violencia", de Frederick Leboyer, me sentí profundamente conmovida, y al terminarlo me quedé rendida y emocionada ante tan sobrecojedora descripción de uno de los momentos que más van a marcar nuestras vidas... fue como un pequeño estado de shock. Y la verdad es que supe que había aprendido algo muy importante, y no he necesitado leer ningún libro más sobre el embarazo desde entonces.

Todos hemos vivido el viaje del nacimiento, y todos, en mayor o menor medida, tenemos las marcas que éste "trance" ha dejado en nosotros. Es una experiencia tan intensa y profunda que afectará a todos los aspectos de nuestra vida, y que demandará atención y sanación desde nuestro inconsciente constantemente, lleguemos a estar conscientes de ello o no.

El recibir al nuevo ser en un ambiente sereno y pacífico, cuidando que las voces de alrededor o la música no suenen demasiado altas, con luz tenue para no deslumbrarle, y respetando amorosamente sus tiempos para adaptar sus pulmones a la nueva respiración (lo que implica esperar unos minutos antes de cortar el cordón umbilical), entre otros, son factores que facilitarán mucho la llegada de nuestro hijo al mundo, que es para él un cambio de dimensión en todos los sentidos.
Aprendí que la mujer da a luz, pero que es el bebé el que nace (con el esfuerzo que ello conlleva), que sólo tengo que confiar, que abrirme y permitir...

Ojalá Dios me de la suerte de poder tener un parto gozoso y de poder acompañar consciente y amorosamente a mi bebé durante su aterrizaje y su llegada a este mundo. Sé que cuento con el mejor apoyo. Tres ángeles. Alejandro, Ileana, Graciela. Sé que cuento con millones de años de sabiduría de mi cuerpo de mujer, de mi instinto, de mi fortaleza.

Ya queda muy poquito. Estoy en la semana 38... puede ser en cualquier momento... y no sé si esto es normal, pero me siento en calma y en paz... y al mismo tiempo unas ganas enormes de mirarle a los ojos, de esa primera mirada de reconocimiento... de darle la bienvenida y tocarle la manita... ¡qué poco queda ya mi amor...!

Integrando el divino femenino

El trabajo de retorno a la integración de lo femenino en mí, ha sido uno de los trabajos interiores más reveladores y más integradores que he hecho en los últimos diez años.
Todo lo que he aprendido al trabajar con mi energía yin, a través la exploración de la organicidad de mi cuerpo, y a través de intentar poner la feminidad consciente al servicio de lo cotidiano, ha sido y es, un trabajo lento (yin) pero seguro. No se pierde nada, sino que se aprende a acojerlo todo.

El descubrimiento de la riqueza que el principio femenino (Shakti) aporta a mi vida, con el movimiento y las profundas transformaciones que ello conlleva, me ha llevado a encontrarme con mujeres maravillosas portadoras de una gran sabiduría femenina, y de las cuales me siento orgullosa y muy honrada de poder aprender.

El proceso del embarazo no iba a ser menos, y empezando por el periodo de la concepción de nuestro bebé, sentí que necesitaba retornar al flujo de lo femenino en mí, un trabajo que había quedado algo parado por las circunstancias vividas los meses anteriores.

El pasado mes de diciembre, alrededor de mi quinta luna de embarazo, tuve la suerte de poder asistir a un seminario sobre sexualidad femenina impartido por la yoguini hindú Parvathi.
En la tradición tántrica shaivista de la cual Parvathi es heredera, "las mujeres son consideradas completas espiritualmente hablando, gracias a la capacidad de dar a luz, de amamantar y del poder inmenso de la matriz y del peridodo mentrual. Para la mujer de conocimiento, en cada ciclo mesntrual hay un descenso de gracia extraordinario, y las yoginis desarrollaron técnicas para aprovechar este poder femenino generando claridad, belleza, sabiduría, longevidad, riqueza, gozo, paz, bondad, sabiduría y todo lo necesario para evolucionar."
En el seminario,las asistentes fuimos iniciadas en la tradición Kaula yoga, a través de algunas prácticas de ésta tradición centradas en la recuperación, reconexión, interiorización y el anclaje del poder femenino en nuestro cuerpo.

En una de las prácticas trabajamos con la diosa Kali, y pude conectar con ésta divinidad como nunca antes lo había hecho. Desde entonces ha dejado de parecerme aterradora y furiosa, y la siento como una manifestación de la Madre Divina en su aspecto más compasivo... pues como dice Parvathi, "para Kali todo es nirvana: el sufrimiento ella lo transforma en nirvana, el dolor, la furia... todo lo transforma en nirvana".
Y así pude aprender cómo la fuerza de la compasión puede ser expresanda y manifestada en mil formas.

Siento que éstas prácticas me han venido muy bien durante éstos meses (a mí y al bebé), y agradezco al universo el haber traido a esta maestra a Madrid, así como a la Madre Kali por su ayuda en los momentos más difíciles en los que he necesitado "quemar" aquello que ya no me servía y se lo he podido entregar a Ella para que me ayudara en los cambios de éste nuevo camino, el camino de la Madre, el camino de la entrega.

Nacimiento con delfín

Este es uno de los vídeos más hermosos que he visto sobre un parto. Lloré la primera vez que lo ví y me emociona cada vez que lo visualizo de nuevo. Porque amo a los delfines y porque muestra cómo un parto puede vivirse desde la serenidad y la calma...

martes, 30 de marzo de 2010

Viviendo en el útero materno

En la antigua Grecia y en India, existían clínicas prenatales, centros en donde a las mujeres embarazadas se les ofrecían unos cuidados especiales y se les rodeaba de belleza y armonía.
Estas mujeres recibían el mismo tratamiento en sus casas por parte de sus familiares y amigos. La casa de una embarazada se limpiaba a fondo, y se eliminaban de ella todos aquellos objetos que fueran inarmoniosos dejando solamente los objetos bellos en los que la mujer se pudiera recrear. Esto se hacía también en Japón.
Las mujeres embarazadas eran tratadas como diosas, pues existía ya una conciencia de la importancia de la vida prenatal del bebé, y de que éste se impregnaba de todo lo que vivía su madre durante su gestación.

Es una lástima que esto se perdiera, ¡qué maravilla el haber podido disfrutar de una clínica prenatal!
Hoy muchas personas se olvidan de que la mujer embarazada está extremadamente sensible, que se siente más vulnerable que nunca, y que necesita mimos, cuidado y aceptación.
Muchas mujeres desconectadas de su naturaleza femenina y dentro de nuestra cultura del "hacer", que se mantienen totalmente activas durante su embarazo, no sólo en sus trabajos (lo cual a veces es inevitable) sino en sus hogares y en su diario vivir. Quieren estar como cuando no estaban embarazadas, mientras que sus cuerpos, que trabajan tres veces más, necesitan descanso, mimos y auto-cuidado.
El embarazo es un momento de interiorización, de introspección, de descanso y de
espera, de paciencia. ¿Por qué queremos cambiar eso?

Nosotras podemos hacer que nuestra casa sea nuestra propia clínica prenatal, implicando a nuestra pareja , familiares y amigos en ello, dentro de lo que nos sea posible, claro. El mundo continúa allá afuera de nuestro mundo de hormonas, de barrigas, de cambios. Pero nosotras podemos crear nuestro propio paraíso, rodeándonos solamente de las cosas, lugares y personas que nos hagan sentir paz y armonía.

También es interesante y muy recomendable el dedicar un tiempo a sanar nuestros propios traumas prenatales (trauma: del griego, significa "herida"), si fuera posible hacerlo antes de quedarnos embarazadas mucho mejor, pues éstos traumas no resueltos, aflorarán durante nuestro embarazo, parto y post-parto, pudiendo afectar en el desarrollo de los mismos y en nuestra capacidad de disfrutar de esta aventura. Para ello existen terapias específicas y muy efectivas como el masaje metamórfico, rebirthing, CMR (Cellular Memory Release), o la terapia sacro-craneal, y hay que tener en cuenta que una vez que ponemos en marcha éstos procesos de transmutación y de sanación, este trabajo lleva su tiempo y hay que tener paciencia.

Últimamente se está rescatando esta sabiduría, y podemos sentirnos agradecidos de que grupos como ANEP (Asociación Nacional de Educación Prenatal) trabajen para difundir información sobre la vida prenatal del bebé, ayudando a que los papás tomen conciencia de que incluso desde el momento de la concepción ya están educando a sus hijos, quienes durante las diez lunas que dura la gestación, tienen una vida muy intensa que influirá en su personalidad y en su forma de afrontar la vida.

Aunque hay una extensa y maravillosa bibliografía al respecto, los dos libros que cayeron en mis manos y que me parecen preciosos son: "Los nueve peldaños" de Anne Givaudan, y "Un comienzo mágico para una vida fascinante" de Deepak Chopra (muy práctico).

El padre, presencia amorosa y protectora

Uno de los "descubrimientos" más importantes que hice al principio de ésta maravillosa aventura de la maternidad, fue el darme cuenta de la importancia que tiene el papel del padre en un embarazo.
Hasta entonces, siempre pensé que un embarazo es algo de la mujer, y sólo de la mujer, en donde el hombre es quien pone una semillita y ya está, ya que es ella quien lleva a su hijo en la barriga, la que tiene los cambios hormonales, la que pare... pero entonces llegó mi embarazo, con los cambios emocionales y físicos que conlleva, con sus hormonas... y descubro feliz y maravillada que la presencia amorosa de Alex, con su constante apoyo, mimo, paciencia y comprensión son el otro pilar para que ésta aventura fluya en armonía con el cosmos.

Hay muchas mujeres que tienen que llevar sus embarazos sin su pareja, o porque no la tienen o porque ésta no termina de encontrar su sitio en éste océano de emociones y de cambios que devienen con ésta experiencia; también todo mi profundo respeto y amor para las muchas mujeres valientes que deciden llevar adelante sus embarazos ellas solas, pues son mujeres fuertes a las que estoy segura que el universo apoya y mima en compensación al arrojo de ser ellas mismas y de convertirse en padres/madres a tiempo completo.

Existen sociedades matriarcales donde las redes de apoyo entre mujeres son amplias y fuertes, y la figura del padre queda obviamente en un segundo plano, a veces la figura del padre es prácticamente inexistente. Y es así como debe ser, dado el cómo están estructuradas éstas sociedades, pero en nuestra cultura, y más en las ciudades, y en nuestro modo de vida occidentalizado, siento que la figura paterna es muy importante en la tarea de traer a un hijo al mundo.

Lo que yo he aprendido, y lo que he vivido, es que el padre, en nuestra cultura, proporciona una presencia guardiana y amorosa, es un protector, tanto para la madre como para el bebé. También él tiene su papel, su proceso, su aprendizaje.

También él se enfrenta con su sombra, con sus miedos, con su fuerza, con su resistencia.

También, cuando se implica lo suficiente, penetra y conoce algo más del universo femenino, participando una vez más en el equilibrio entre el yin y el yang, en una sociedad tan enfocada a lo masculino.

Me siento muy afortunada y agradecida al cosmos por permitirme experimentar la plenitud de compartir éste proceso junto al hombre que amo, Alejandro, quien ha estado y está creciendo conmigo en éste momento tan importante para nosotros.


Te quiero mi amor

Ileana

Quiero dedicar un recuerdo muy especial a nuestra amiga Ileana, doula.

¿Qué es una doula? Una doula es una mujer que acompaña a la embarazada durante el embarazo, parto y post-parto. Su trabajo es proporcionar apoyo y acompañamiento emocional a la embarazada, como hacían antiguamente nuestras madres, abuelas, hermanas, tías, y demás mujeres de una misma familia o clan.
Actualmente, las doulas hacen éste papel de mujeres "que acompañan" en las ciudades, donde éstas redes naturales de apoyo entre mujeres prácticamente se han perdido.

Tengo que darle las gracias a Ileana por habernos invitado a participar en dos seminarios del curso de formación de doulas de Madrid que me resultaron muy positivos y donde me he sentido en familia, rodeada de mujeres fuertes y valientes, y donde he fortalecido mi seguridad en la sabiduría del cuerpo de la mujer.

Recomendaría éste curso de formación no sólo a las mujeres que quieran ser doulas, sino a toda mujer interesada en conocerse un poco más, en profundizar en los aspectos femeninos de la madre, del embarazo, del nacimiento, de la hermandad entre mujeres.
También para los hombres que deseen conocer y comprender más el mundo de la mujer a través de lo que ésta experimenta en la vivencia de un embarazo y de un parto.

¡Gracias Ile por abrirnos ésta ventana a un mundo tan bello y hermoso!

El desconocido mundo de la embarazada

La mezcla de emociones que sentí cuando confirmé que estaba embarazada tampoco la olvidaré nunca. Una inmensa alegría y una intensa emoción de complitud se mezclaban con el miedo a la gran responsabilidad que sentía sobre mis hombros, y con cientos de pequeños miedillos inconscientes que deseaban cobrar vida y que provenían de lo más profundo de mi vientre, de mi parte más inconsciente... ¿seré capaz? ¿estaré preparada? ¿tendré la fuerza suficiente? ¿estará bien colocado el bebé?... Hasta que no me hice una ecografía para asegurarme de que el bebé estaba dentro del útero no me quedé tranquila.
Aún así, fue un agosto extraño, conviviendo con esta polaridad emocional y permitiendo que todo esto se expresara a través de mí, en las tres últimas semanas del agosto más caluroso y seco que recuerdo haber vivido en Madrid.

Aprendí entonces que tenía que confiar en la Naturaleza de mi cuerpo, que el cuerpo femenino está hecho para parir, y que las hembras llevamos miles de años haciéndolo, que es algo NATURAL, y que así debía vivirlo.

En septiembre todo se equilibró. Retomé los masajes metamórficos tras el parón de agosto (herramienta terapéutica maravillosa que ma ha servido de timón para trabajar conmigo los ultimos 12 años), y a asistí a algunas clases de preparación al parto en Más Natural , donde Cristina, con su entusiasmo, y con una energía y una fuerza maravillosas, me dió las claves que necesitaba para poder llevar adelante un embarazo consciente. Y habló de algo muy importante para mí, con lo que mi ser resonaría intensamente: que las mujeres debemos recuperar el poder sobre nuestros partos.

En los últimos años se han medicalizado tanto los embarazos y los partos, que muchas mujeres se han acostumbrado a darles el poder sobre sus partos a los médicos, desconectándose ellas de su naturaleza de "hembras mamíferas", naturaleza programada para sacar adelante un embarazo y un parto perfectamente sano y natural.

Muchas mujeres no sólo aceptan, sino que piden un embarazo programado, a ser posible que incluya epidural (a veces hasta cesárea), para no sentir dolor, con lo que se desconectan totalmente de uno de los momentos más intensos y hermosos en la vida sexual de la mujer.


Grupos como la asociación "El parto es nuestro", o como la Plataforma Pro Derechos del Nacimiento , trabajan para que la mujer recupere sus derechos y para que pueda elegir cómo quiere parir, encontrando las opciones que respeten más a la madre y al bebé.
"España es uno de los países con más retraso en la implantación de las recomendaciones de la OMS para atención al parto (unos veinte años de retraso), y eso tiene como consecuencia un incesante incremento del número de cesáreas y de partos instrumentalizados. Sólo unos cuantos hospitales han tomado medidas para modernizar sus protocolos y adaptarlos a las normas de la OMS"

Así que Alex y yo teníamos más claro que nunca que queríamos que nuestro hij@ naciera en casa, siempre que yo llegara al parto "en salud", es decir sin ninguna contraindicación para ello que demandara una atención médica especializada.

Empecé a ser consciente de que lo único que necesitaba era confiar en la sabiduría de mi cuerpo, y que el tener información (que no sobre-información) de este hermoso proceso natural que se estaba dando en mi cuerpo, me daba tranquilidad y paz.

Uno de los pocos obstetras que trabajan "por libre" en Madrid atendiendo partos en casa, es Emilio Santos, quien desde el centro Urdimbre lucha pacíficamente apoyando el parto natural y en casa, y proporcionando todos los servicios que una embarazada pueda necesitar durante las diez lunas que dura el embarazo (sí, son diez lunas ;-).

Con Emilio y con Graciela, quien hasta hace poco ha sido su comadrona, hemos tenido un embarazo mimado y cuidado, basado en el más profundo respeto hacia la madre y hacia el bebé, y solamente con las pruebas médicas que han sido absolutamente necesarias... en ellos he encontrado comprensión y he podido sentirme libre y dueña de mi propio proceso. Mi más profunda gratitud hacia ambos.


lunes, 29 de marzo de 2010

Mallorca y el rumor de las libélulas

Mallorca es el lugar donde nací, donde respira mi infancia, donde vive mi madre, y donde voy siempre que necesito tomar tierra, descansar, y disfrutar del Mediterráneo. Es donde más me gusta pasar los veranos.

Nuestros veranos en Mallorca son tranquilos, dulces, llenos de atardeceres y de noches estrelladas... son veranos de agua, de arena, de siesta, de pinos y de pamb´oli.

El verano en el que tú viniste no fue distinto, y fue muy muy feliz. Yo no sabía que acababa de quedarme embarazada (de hecho todavía no sé si fue allí mismo donde ocurrió), pero no hacía más que comentar: "¡qué barriguita que tengo éste verano, qué raro!"

Tuvimos visitas memorables, nuestra queridas Gema y Emma y mi hermanita del alma y tu madrina, Khaoula. Lo pasamos en grande. Grandes y abundantes desayunos, comidas deliciosas, baños en las calas más azules y tranparentes... fueron días de celebración, de compartir, de jugar.
Y la magia se sentía en el aire. Constantemente. Aparecían libélulas en todos lados, y yo decía: "Hay magia en el aire, las libélulas nos quieren decir algo"... y no se me ocurría que tú ya estabas allí, como una semillita en mi vientre... no descifraba todavía el rumor de las libélulas...

Concepción y regreso a lo femenino


Hace poco más de un año, y tras casi 7 años de matrimonio y amor infinito con Alex, decidimos que había llegado el momento de abrir un espacio en nuestro mundo para un nuevo ser, una nueva luz que iluminaría aún más nuestras vidas. Para mí la maternidad se presentaba y se presenta como un camino lleno de aprendizaje y de Sabiduría de la Naturaleza, de la Vida, y siento que los hijos vienen a enseñarnos y a armonizar en nosotros aquellas partes de nuestra alma que están separadas u olvidadas, y que es necesario integrar para completar nuestro "puzzle".

La primera lección no se hizo esperar.
Por mi naturaleza yang y mi pasado de guerrera, y porque me encontraba en una época bastante centrada en lo material, desde el principio quise "controlar y programar" éste embarazo, escojiendo las fechas que a mí "me venían bien" y creyendo que yo era alguien para escojer el signo astrológico de mi bebé... pensando únicamente en mí, claro.

Tardé unos meses en tomar conciencia de que tenemos que abandonar el deseo de controlarlo todo, ¡sobre todo en éste caso, donde otra alma está implicada, donde todo el cosmos está implicado, pues un nacimiento es, según mi manera de ver las cosas, un gran acontecimiento cósmico!

...Y así fui regresando a la Madre... a lo femenino, que por circunstancias había tenido algo abandonado en los últimos meses. Me abrí, literalmente, a lo femenino en todas sus versiones, en todas sus formas, y muy especialmente a lo que representa en cuanto al juego, a la rendición y al disfrute.

Así fueron los meses en los que fue concebido nuestro bebé; gozosos, curiosos, fueron momentos de apertura y de transmutación, de re-descubrimiento de mi cuerpo, de la sensualidad, del juego y de la confianza en lo que no se ve... agradezco mucho los encuentros que tuve en aquellos meses aquí y más allá, sobre todo a partir del Equinoccio de Primavera, y que me ayudaron a crecer, a sanar y a comprender y poner más conciencia en todo el proceso.

Empezaba a sentir como mi cuerpo se iba preparando, de manera natural, para recibir la maternidad. Mis caderas se fueron abriendo y ensanchando (lo cual resultaba bastante molesto, la verdad), y algo se movía energéticamente en mi vientre, pues estuve muy movilizada sobre todo en la primavera del 2009.
Causalmente me encontraba estudiando una de mis pasiones, Ampuku, un tratamiento manual originario de Japón centrado en el abdomen, y enfoncado sobre todo en los conflictos emocionales y mentales, pero también como tratamiento para fertilidad, que merece una entrada propia en el blog.

Para mí, el momento de la concepción (no confundir con fecundación) llegó en el Solsticio de verano, en París. Fue un momento muy mágico, en el que tanto Alex como yo sentimos la presencia de alguien más con nosotros, compartiendo una unión muy especial que teníamos en aquel momento. Fue como un "acoplamiento a tres", un momento de mucha conexión, un momento muy amoroso y eterno...

Todavía pasarían dos o tres semanas para que se produjera la "fecundación", o sea, lo que se suele llamar "quedarse embarazada", pero nunca olvidaré el hermoso momento que vivimos en la ciudad de la luz, la ciudad del amor... Una ciudad también dedicada a la Diosa Isis, Diosa Madre, también llamada "Gran Maga", "reina de los Dioses", "Fuerza fecundadora de la Naturaleza", "Diosa de la maternidad y el nacimiento"...
¡si al final va a ser verdad que los niños vienen de París...!